Hay tradiciones en el fútbol que debiesen atesorarse, conservarse, traspasarse a las nuevas generaciones. No solo porque preserven parte del legado de los clubes, si no que principalmente, porque permiten entender las raíces, la idiosincrasia y el arraigo social-popular que tienen los equipos de fútbol.
En síntesis, se trata de parte de su historia, pero no una historia muerta que se lee solo en libros, notas de prensa o apuntes. Por el contrario, es historia viva, que se renueva en el quehacer diario de quienes la construyen.
En este caso en particular, hablamos de la mítica sirena que solía animar los partidos de Cobreloa en el Municipal de Calama, recinto hoy renovado y que lleva por nombre estadio Zorros del Desierto. Un aparato que nos lleva a rememorar grandes momentos del cuadro naranja y que este fin de semana regresó en gloria y majestad, con goleada 4 a 1 sobre Wanderers, incluida.
“El tema de la sirena se le ocurrió a mi tío Orlando Navarro Escobar, quien es el fundador de la barra oficial de Cobreloa. Se le ocurrió poner la sirena porque ellos andaban con una campana antes, de hecho la llevaban a todos lados en los ochenta. Un día se le ocurrió poner esta sirena, se la prestó un amigo bombero, la instaló en el estadio, en el sector Andes Norte”, cuenta a Primera B Chile, Pedro Marín, relator del programa Tiempo de Juego de la Radio María Reina.
“Fue a partir del año 80, cuando Cobreloa fue campeón”, agrega, “causaba bastante temor psicológico en los equipos, aburría, de ahí nace la sirena, es más para reemplazar una campana que tenían, como mi tío era un poco más fortachón, metía harta bulla. En Iquique les robaron la campana y mi tío buscó como apoyar a Cobreloa, de ahí nace la sirena”.
El primer partido de Cobreloa con la sirena fue en Copa Libertadores ante Universidad de Chile, de acuerdo a los recuerdos de Marín. De ahí comenzó a ser un hecho cotidiano cuando Cobreloa jugaba en calidad de local.
“Representa un homenaje a los mineros en Chuquicamata, significa peligro, en la tronadura en Chuquicamata tienes que despejar el área, entonces cuando se activaba la sirena, era peligro porque atacaba Cobreloa, la sirena se activaba siempre cuando el equipo pasaba la mitad de la cancha. Alertar el peligro, aguanta que se viene Cobreloa y se viene con todo”, explica.
De hecho, estuvo presente en la final de la Copa Libertadores de 1980, cuando Cobreloa jugó con Flamengo en el Maracaná. “La sirena viajó por varios lados, la ponían medio escondidos para que nadie los sorprendiera. Hay varias anécdotas porque en algún momento se conectaban los cables pelados, a muchos les dio la corriente”.
Por lo mismo, llama la atención que hubiese desaparecido repentinamente. Marín apunta que “cuando asume Harold Mayne Nicholls, se empezó a evitar todas estas cosas, las porristas, las bandas, las mascotas. Después vino la decadencia de Cobreloa y la creación del nuevo estadio y ahí deja de existir”.
Pero este fin de semana volvió y no se cansó de sonar, principalmente en el primer tiempo, cuando Cobreloa fue una aplanadora imparable para Wanderers. “Cuando la escuché, una emoción grande, significativa, es parte de la historia, parte del folclore, lo que significa la historia de Cobreloa, se recuerda cuando Cobreloa fue campeón, la etapa de la Copa Libertadores, cuando era invencible”.
“Es el comienzo de volver al sitial”
Para el partido con Wanderers, donde estuvo en juego el liderato de la tabla de posiciones de la Primera B, Cobreloa organizó un concurso, cuyo premio consistía en que el vencedor, tocaría la sirena durante el partido. Juan Carlos Martínez, hincha naranja fue el afortunado.
“Nunca debió desaparecer, es importante para la tradición y la savia minera del club, sentí un conjunto de emociones, honor, nostalgia, volver a ser grandes”, cuenta Martínez a Primera B Chile.
“La tradición es muy importante, a mi parecer (la desaparición) fue el comienzo de la debacle, cuando quisieron lentamente hacer desaparecer a este club. Soy chuquicamatino y el revivir la tradición, es el comienzo de volver al sitial que nos merecemos”, añade.
De la mano del mítico aparato, Cobreloa tomó la punta del torneo y la ilusión de regresar a primera división, se acrecienta. “Es una cábala y un incentivo para los jugadores que las nuevas generaciones deben impregnar en su pecho”, concluye Martínez.
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