Mientras algunos se insultan e incluso se agreden – lo vimos recientemente en el clásico entre Deportes La Serena y Coquimbo Unido – otros viven el fútbol de una manera mucho más ponderada, tranquila y en familia, aunque los colores que los mueven sean diferentes.
Así lo pudimos apreciar en el entretiempo del partido entre Rangers de Talca y Deportes Valdivia. Hasta el Fiscal, llegaron cerca de 20 hinchas del “Torreón”, preocupados lógicamente por la campaña del cuadro sureño, elenco que pugna por mantenerse en la Primera B.
Entre los seguidores de la escuadra del Calle Calle encontramos a José Luis Olave, un valdiviano radicado en Talca hace 14 años. Vestía la camiseta del “Torreón“; a su lado uno de sus dos pequeños, lucía los colores rojinegros.
“Al principio costó que se adaptara”, analizó, consultado por el juego del cuadro de sus amores para luego agregar “pero después ha sido bastante parejo, creo que en el segundo tiempo Valdivia puede dar vuelta el partido”.
“Solo a Valdivia”, aclaró a continuación, descartando que acuda al estadio a ver a Rangers. “No se pierde (el arraigo), mis hijos son de acá de Talca, ellos son de Rangers pero yo no tranzo en eso, soy valdiviano, lo mismo que en el básquetbol, también los voy a ver”.
Espíritu regionalista al que se sumó una cuota de optimismo. “Creo que nos salvamos, Jorge Aravena es un buen entrenador, va a saber llevar al equipo para salir de la situación en la que estamos”.
A su lado, el pequeño Diego escuchaba a su padre. “Genial, me encantó estar con mi papá, primera vez ver un partido de Valdivia contra Rangers con él”, contaba.
Pero aunque rojinegro, su corazón le entregaba emociones encontradas. “Cuando gana Valdivia también me pongo feliz, me gusta que gane”, solidarizaba con su progenitor.
Padre e hijo unidos por una pasión: el fútbol. Corrijo, familia unida por una pasión, porque al lado derecho de José Luis Olave estaba sentada una pequeña, su hija. “Es hincha de Deportes Valdivia“, nos contó José Luis, fuera de micrófono. El resultado no se le dio a dos de los tres, pero la alegría y el recuerdo de una experiencia en familia en el estadio, queda.
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