Por @Pablo_sepúlveda
Desde el 2012 este ex cadete trabaja en la interna albiceleste. No tenía como ser hincha de otro club: sus padres se conocieron en el estadio apoyando a la “Academia”. “En mi casa no se hablaba de Colo Colo, de Católica, de chiquitito de Magallanes”, cuenta.
Alexis Moya conoce al detalle, los secretos del camarín de Magallanes. Desde hace ya cinco años se desempeña como utilero de los albicelestes. Fue bajo el mandato de Osvaldo “Arica” Hurtado que llegó al club.
Su relación con la “Academia” eso sí, data de antes y tiene que ver con la historia familiar. Hincha acérrimo del club y ex cadete de la institución, sencillamente no podía ser de otra manera. “Mis papás se conocieron en el estadio, mi papá era de Magallanes, la familia de mi mamá igual, se conocen en la galería, cada uno con sus papás y armaron su familia, nací yo y mi hermana, fanáticos a morir del Manojito de Claveles. En mi casa no se hablaba de Colo Colo, de Católica, de chiquitito de Magallanes”.
Su día funciona en torno a lo que demanda el camarín del primer tricampeón del fútbol chileno. A las 7:30 ya está operativo y trabaja hasta las 6 de la tarde, siempre atento a las necesidades del plantel. “Primero un buen desayuno con mi colega”, señala para luego revelar cuáles son sus tareas.
“La gente del fútbol no conoce mucho esta pega”, afirma. “Para el entrenamiento, armamos el tema del elástico, los conos, los balones, tratamos de ayudar lo más posible al entrenador para que haga su función, que es trabajar con los jugadores. Luego hay que desarmar y armar para el otro día, limpiar los zapatos, todo queda acá, el club da de todo, toalla, calzas, laycras”.
Ha visto pasar a muchos jugadores. Con algunos, de hecho, ha creado un lazo especial. Particularmente duro es el momento de decir adiós. Le tocó recientemente con Carlos Cisternas y en el pasado con el paraguayo Carlos González, “el mejor jugador que ha pasado por Magallanes,” dice.
“Hay sentimientos de por medio, el capitán de Magallanes (Carlos Cisternas) se acaba de ir a Curicó, son siete años que estuvo con nosotros. Todos los días nos traía una bebida, pancito, tomaba desayuno con nosotros. Es una relación que se va perdiendo y es lo más triste, los jugadores pasan y nosotros quedamos”.
De hecho asegura que la partida del mediocampista lo tomó por sorpresa. “Totalmente, en la mañana (del martes) llega con una Coca Cola y me dice, manojito, Roberto (el otro utilero) esta es la última Coca Cola que te traigo porque acabo de firmar por Curicó Unido, el fin de semana quizás juegue contra la U. Ahí vueltos locos, los tres llorando, son cosas que te deja el fútbol. Es un jugador emblemático del club, el capitán, siempre nos bancó y peleaba por nosotros”.
Como el mismo revela en medio de su relato, Moya es apodado “Manojito”. Como si faltara algo para considerarlo un verdadero hincha de Magallanes. “Cuando jugaba (en los cadetes) tenía una polera que decía manojito de claveles, iba a entrenar con ella. Al principio como no te conocen, todos me decían manojito y un compañero me puso así”.
Amigo y admirador de Carlos González
En 2013 arribó a Magallanes el delantero paraguayo Carlos González. El atacante anotaría 24 goles en 40 partidos, hasta su partida, en 2015 a Santiago Wanderers. Hoy milita en el Necaxa de la primera división mexicana. Moya se declara amigo y admirador del guaraní. Mantienen frecuente contacto.
“El mejor jugador, el mejor amigo y partner que tengo es Carlos González, quien está en Nexaca, es mi amigo, se puede decir mi polola y el mejor jugador que ha pasado por aquí. Se queda en mi casa cuando viene a Chile, en Santiago somos su familia, en mi casa tiene su pieza, tengo miles de cosas de él, hablamos todos los días, es como mi hermano mayor”.
Incluso asegura estar al tanto de su proceso de adaptación en México. “Me dijo que se acostumbró rápido porque había jugadores chilenos, llegó un paraguayo, se adaptó rápido, siempre fue solitario, tenía a su familia lejos. Jugó en la primera fecha, le hizo un gol a Veracruz, todo se le está dando”.
El paparazzi y el Erre
Según Moya, Magallanes es un “club chiquitito pero con un corazón inmenso, una familia”. Y como en toda familia hay ciertos personajes que ocupan un lugar especial. El “erre” y el “paparazzi” merecen una mención en este apartado. Moya los conoce de cerca.
“Cuando era chico e iba al estadio, entraba al camarín y estaba el utilero, el paparazzi, se llama Luis Blanco. Me gustaba ir a los entrenamientos, él me llevaba. Trabajaba con el R-con A, después Luis Blanco se va, queda el R-con A y llega otro caballero, lo sacan y me llaman a mí. De ahí en adelante con el R-con A a todas, viejo lindo, es la insignia de Magallanes, el que no lo conoce no es del club, se llama Alberto Fuentes”, nos cuenta.
Fuentes trabajó hasta el año pasado en Magallanes. “Siempre va a ser del club, es muy querido por todos, desde los cancheros hasta el técnico, todos lo reciben de buena manera. Viene dos veces a la semana a ayudarnos, la amistad quedó”.
Las cábalas, la música y las mañas de los futbolistas
Moya maneja información e historias de camarín, esas que suelen quedar en la intimidad de los planteles. Seguramente, prefiere guardarse varias pero nos contesta cuando le preguntamos sobre las cábalas de los futbolistas.
“Una vez vi a un jugador con todas las medias rotas, se las ponía abajo, entonces yo le ponía las medias encima y abajo las rotas que eran cábala. Muchos cortan las medias, poleras debajo de la camiseta con la familia, canilleras marcadas, detallitos”.
La música es uno de los ingredientes que nunca puede faltar en un camarín. “Harta cumbia, bachata, reggaeton, se escucha lo que va saliendo”.
Desde su experiencia, el utilero de Magallanes cuenta además que prefiere tratar con los jugadores más experimentados. Los jóvenes – señala – son más difíciles de llevar. “El jugador viejo es más de piel, de pensar en el que trabaja con él, el joven llega y te tira los zapatos, no está ni ahí con nada”.
De hecho, en una oportunidad tuvo diferencias con el hoy jugador de Curicó Unido Diego Pezoa. “Después fuimos muy buenos amigos, le deseo todo el éxito del mundo, creo que le va a ir muy bien porque tiene una capacidad que no tiene cualquiera. Fue por un tema de utilería, de ropa y después al año estábamos celebrando juntos un gol que le hizo a U, me lo dedicó. Acabamos de jugar con Curicó y me regaló la camiseta”.
La utilería de Magallanes está en manos de un albiceleste al mil por ciento…