Por @Pablo_sepúlveda
“Carlos es mucho más de lo que cualquier persona puede pensar de una amistad. Cuando partí en el fútbol profesional con 17 años, era la figura de La Serena. Había sido enviado a la bolsa de jugadores. Así se llamaba en ese tiempo cuando un jugador no arreglaba en su club y lo mandaban por una cantidad alta. Me parece que era la más alta del fútbol chileno en el año 57. Figuraza”
Es el primer recuerdo que se viene a la cabeza de José Sulantay cuando se le pregunta por Carlos Verdejo, segundo anotador en la historia del club de Deportes La Serena con 105 goles, quien falleció este martes a los 82 años en el hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar. Sulantay lo conoció ese año, el 57 y estableció una larga amistad que se prolongaría hasta hoy.
“Llegué a mitad de ese año al club, el primero que me recibió con una amistad tremenda fue él. Tuvimos conexiones muy cercanas, jugamos juntos en La Serena hasta el 61. Después se fue a Palestino, tuvimos una relación muy fluida, muy buena”, agrega.
Nacido en Valparaíso el 2 de octubre de 1934, las habilidades de Verdejo aún permanecen en la memoria de Sulantay. Su relato es valioso para entender cuales fueron las destrezas y características del hoy desaparecido segundo goleador histórico serenense, quien además defendió a Everton, Santiago Wanderes y la selección chilena en los sudamericanos de 1957 y 1959.
“Creo que es la figura de la historia del club de Deportes La Serena, tenía una habilidad extraordinaria, lo comparé siempre con otro crack de su tiempo, René Orlando Meléndez, que fue uno de los jugadores más grandes que he visto en la selección chilena. Carlos era la copia de Meléndez, quien también jugaba en Everton. Le copiaba hasta la manera de correr, tenía un dominio de pelota extraordinario, no era alto, goleador absoluto, tiro de distancia con derecha e izquierda”, rememora Sulantay.
Radicado por más de 30 años en Estados Unidos, Verdejo nunca perdió el contacto con Chile. Fueron sesenta años de amistad con Sulantay – con quien solía compartir habitación en las concentraciones – que lo llevaron incluso a desplazarse hasta Canadá para ser testigo privilegiado de la notable participación chilena en el mundial sub 20 de 2007.
“Viajaba de New Jersey a Toronto en auto, todos los partidos que jugué. Eran 15 horas y se regresaba. Un muchacho humilde en el trato, sencillo, siendo un crack, no debieran olvidarlo en La Serena. Hizo el gol del triunfo con Santiago Morning el 57 en Quillota, ganó uno cero y con eso Serena apareció el primera”, evoca el hoy estratega de Cobreloa.
60 años es prácticamente una vida. Las anécdotas lógicamente están a la orden del día. “Me acuerdo en Chillán, tenía un primo que nos invitaba a salir. Un día nos invitó a ver donde hacían el aguardiente. En ese tiempo no tomaba y Carlos tampoco, probamos el aguardiante y no podíamos ni caminar, un día antes del partido, quedamos hablando inglés”.
Con todo lo aportado al fútbol nacional Sulantay aboga por un homenaje este fin de semana en las canchas nacionales. Debiese haber un minuto de silencio. “Es lo mínimo porque es más o menos del tiempo de Armando Tobar que falleció el año pasado, Carlos no fue solamente un buen jugador, para mi un amigo de 60 años, uno no tiene un amigo de esa naturaleza”.
