Por @Pablo_sepúlveda
Será el entrenador más longevo de la Primera B de Chile – con 76 años supera por uno a Hernán Godoy – pero se siente con energía y motivación suficiente para asumir un nuevo desafío, un reto no menor. José Sulantay volverá a dirigir tras seis años alejado de las canchas.
El reto será exigente, cambiarle la cara a un Cobreloa que vive el periodo más negro de su historia, con un equipo que deambula en la parte baja de la tabla de posiciones de la Primera B y con muchos problemas financieros.
Quisimos saber que es lo que motiva al exitoso entrenador – formador como el mismo se encarga de recordar de la generación más exitosa del fútbol chileno – a volver a la actividad y arriesgar una impecable trayectoria que lo llevó a ser tercero del mundo con la sub 20 en el Mundial de Canadá 2007 y a levantar un título de Primera División, precisamente con los loínos en 1992.
Desde su natal Coquimbo accedió a una conversación telefónica. La vitalidad y el optimismo que se pudo percibir a lo largo de la conversación, son incuestionables.
Primero que todo felicitaciones por su regreso al fútbol… cuéntenos ¿Qué lo motiva a asumir en Cobreloa? No dirige desde 2010 y llega a un equipo que está complicado, eso que en la jerga futbolística se conoce como “fierro caliente”…
“No es nuevo para mí tomar un equipo que está en malas condiciones, con Coquimbo lo hice varias veces, en otros equipos también, la mayoría de las veces me fue bien, en otras no porque no hay magia en el fútbol, hay trabajo y tiempo. Tengo la tranquilidad que voy a un equipo que me demostró el tremendo cariño que me tiene la gente en Calama, el respeto de la prensa y jugadores, fue una recepción extraordinaria, eso me motivó.
Viví momentos muy lindos en Cobreloa, siendo campeón, vicecampeón, Copa Libertadores, vuelvo a dar una manito en esta parte del campeonato en la que están entreverados con los colistas”.
Tuvo la oportunidad de ver al equipo y conversar con los dirigentes el fin de semana pasado, ¿Qué le pareció lo que observó? Se pueden llevar solo tres refuerzos y con eso tendrá que sacar a Cobreloa del peor momento de su historia. Además hay problemas económicos que no le competen pero que influye en el trabajo de los técnicos…
“Todo compete y hay que solucionarlo para que la situación se vuelva positiva después de todas las desgracias que están viviendo. La cosa es fácil, el equipo tiene problemas pero hay que trabajarlo con el poco tiempo que va a haber antes del otro campeonato, buscar la fórmula de sumar rápido, agregar los tres jugadores que faltan que pueden ser cuatro porque Servín tiene una lesión para rato. Si le apunto a los jugadores claves podemos hacer cosas interesantes.
Los vi perder un partido con Copiapó, con un penal y una expulsión, después ganaron a Puerto Montt, no es un equipo para decepcionarse tanto ni para ilusionarse tanto, la juventud es una garantía que tiene este equipo, la desventaja es la poca experiencia, es imposible tener experiencia si han jugado tan poco”.
¿Qué posiciones considera, debe reforzar?
“Un central más, un mediocampista de contención y un centrodelantero, todos que tengan recorrido para que entreguen experiencia a los chicos, eso no quiere decir que los que están jugando van a salir de inmediato de esas posiciones. Si hay cuatro, me encantaría dos contenciones de primera porque ahí baso mucho del esquema que he usado por años y me ha dado tantos resultados. Si atinamos ahí, podemos hacer lo que nadie espera, librar a Cobreloa de los últimos lugares”.
Entiendo que va por un año a Calama, ¿cuál es el objetivo que se traza en ese periodo más allá de ayudar a salir de esta crisis?
“Los dirigentes me dicen que me van a sacar el jugo, me gusta eso, quieren que esté dando directrices para las divisiones menores y me encantó porque la mayoría de los técnicos de cadetes son jugadores que tuve, los hice debutar en Cobreloa, Rangers. Hay un ambiente muy positivo, mucha cercanía con toda la gente con la que voy a trabajar, eso me da una ventaja”.
En esa línea y aprovechando su experiencia como formador, la idea es potenciar todavía más la cantera de Cobreloa, una escuela formativa que le ha entregado mucho al futbol chileno...
“Es la idea, por eso me decían que trabajara en cadetes, a Calama no voy a ir a pasear, la ciudad ya me recibió con los brazos abiertos, voy a luchar para que el equipo se acerque por lo menos a la institución que fue, grande, potente en el fútbol nacional, merece estar arriba. Seguramente voy a tener reuniones muy seguidas con la gente de cadetes, trabajar con ellos para que vayamos metiendo una idea global, que el trabajo del equipo sirva no solo para mí, si no que para cualquier entrenador que le corresponda estar en Cobreloa, crear jugadores polifuncionales, con una mentalidad fuerte, que no se pierdan cuando las cosas no salen bien, jugadores con personalidad como lo hice con la sub 20”.
Tiene 76 años, sería fácil quedarse en la casa y disfrutar a la familia, a los nietos, ¿De dónde saca fuerzas para motivarse y dejar a la familia que se queda en Coquimbo?
“Ellos están acostumbrados, mi señora me conoció como jugador, mis hijos nacieron cuando era jugador, después ya entrenador, los hombres se sienten felices, ni siquiera piensan en la edad que tengo, han gozado mucho con lo que me ha pasado en el fútbol, mis hijas para que decir. Es duro pero en beneficio de ellos, hago todas las cosas en beneficio de mi familia. Estaba muy instalado en casa, es difícil pero siempre estoy haciendo cosas, no estoy quedado en una silla, me voy a morir trabajando, si es en el fútbol será mejor”.
La salud está impecable entonces…
“Gracias a Dios tengo una salud bastante buena, con los achaques normales de una persona de más de setenta como yo. Hasta hace seis meses jugué futbol y si no lo hice más fue porque un día sufrí una molestia en una rodilla, nunca había tenido lesiones, después le agarré un poco de miedo. Trabajo mucho en mis cosas, soy consejero regional, estoy terminando un campo deportivo con dos canchas sintéticas, tengo un gimnasio, no me falta, estoy todo el día ocupado, no es una novedad ir a trabajar, no hay cosa más linda para mantener lo físico y mental”.
¿Cómo lo hizo para dejar su cargo en el Consejo Regional?
“Antes de firmar contrato dije que iba a hablar con el CORE primero para explicar cual es la idea, pedir disculpas a la gente, a los que votaron por mí con un puntaje que fue el segundo nacional. Me mostraron todo su cariño en la región, es un tema que no manejaba mucho, me dejó cosas nuevas y como era social me dejó bien con lo que aprendí”.
Mirando su trayectoria y recorrido, ¿Siente que su trabajo como formador con jugadores que actualmente son figuras en la selección y el mundo ha sido poco valorado? ¿Se toma poco en cuenta la experiencia en Chile? Por ejemplo Hernán Godoy está haciendo una buena campaña en Santiago Morning…
“Con Hernán jugamos juntos en Palestino, en La Serena, cuando empezó yo ya jugaba en La Serena, tengo un año más que él. No se valora al joven ni al adulto, creen que los que somos más adultos tenemos que retirarnos, Chile es así, no reconoce a nadie. Ahora me han reconocido un poco más pero no he trabajado para eso, lo hecho para sentirme con la satisfacción personal de lo que hice, nadie me puede quitar lo que hice, la selección chilena aunque le duela a muchos yo la armé con dos mundiales, con chicos de 19 años que han logrado por 10 años hacer feliz a Chile, son todos jugadores que recolecté. No los formé porque venían de una formación en sus clubes, los pulí y les entregué mis conceptos futbolísticos y personales, valores y principios que los han hecho triunfar”.
Eso no se lo quita nadie…
“Nadie me lo puede quitar, reconozcan o no, no me interesa el reconocimiento, tengo fe y le doy gracias a Dios por lo que me ha dado, una vida hermosa. Me hizo ser un personaje sin ego, sin nada, satisfacciones muy grandes que le entrego a mis hijos, a mis nietos y bisnietos, puedo estar con ellos aún en una cancha, le vamos a meter hasta el final, si me paro hasta ahí no más voy a llegar”.