Lo primero que debemos entender es que el fútbol está viviendo una nueva crisis, que si bien es grave, es como otras que ha tenido en el pasado. No hay que tener pánico, ni dejarnos estar ante ella, nuestro deber es actuar para solucionarla y evitar que produzca más consecuencias e idealmente, que se vuelva a repetir.
Ahora bien, la crisis actual tiene varios factores que la explican: la avaricia que encierra el negocio de la venta del Canal del Fútbol, la pésima implementación del Plan Estadio Seguro, la escasa inversión real en el fútbol joven, deficiencias estructurales en algunos estadios y un largo etcétera. Pero, a mi parecer, la principal causa de esto es que estamos frente a un verdadero oligopolio con tintes de cartel y en eso está convertida la ANFP, una institución en la que el Consejo de Presidentes tiene el control de TODO el fútbol chileno. Hablamos de 31 dueños y señores, que hacen lo que les conviene para perpetuar el cautivo negocio que poseen. Ponen barreras de entrada, toman decisiones que sólo los benefician a ellos y tienen a su disposición los mayores activos del fútbol: el CDF y la selección.
La pregunta que se me viene es: ¿por qué ellos, por iniciativa propia, querrían cambiar las reglas del “mercado”, autoimpuestas y que los benefician? Ni locos, es irracional pensar que, de un día para otro, van a querer cambiar su ventajosa realidad.
Entonces, ¿cuál es la solución? De inmediato digo que no se soluciona con el ingreso o exclusión de los últimos equipos “suspendidos”. Se debe generar una contraparte a la ANFP, un contrapeso real en el fútbol chileno. Para ello, en primer lugar los socios originales de la ANFP deben ser reconocidos como tales, me refiero a las corporaciones que dieron vida a la Asociación. Esto se puede obtener a las buenas, mediante el reconocimiento por el directorio de la ANFP, o a las malas, siguiendo la vía judicial. Ejemplos concretos hay y puedo nombrar a la corporación de Santiago Wanderers, el Club Social de Colo-Colo o el mismo Club Social y de Deportes Concepción, que en ya dos años de trabajo ha demostrado la viabilidad del modelo de administración por parte de los hinchas, entre otras que aún se mantienen vigentes. La ANFA, como ente básico del fútbol en su esencia más fundamental, debe hacer valer su posición dentro de la Federación, liberando a la misma de la ANFP. Luego el sindicato de futbolistas debe fortalecerse y entrar con fuerza en las peleas importantes, como lo hicieron los jugadores en Uruguay con el derecho de imagen. Cuarto, el gobierno tiene el deber, a través de los Ministerios de Justicia y de Deportes, fiscalizar a una corporación que es SIN FINES DE LUCRO como la ANFP y finalmente, las entidades de control de una vez por todas hacer su trabajo, refiriéndome al SII y a la SVS.
Sólo el trabajo mancomunado de todas estas organizaciones, sumado al apoyo de la prensa y de los hinchas del fútbol, podrá hacer frente a los 31 señores feudales del consejo de presidentes. El camino será largo, por eso debemos comenzarlo cuanto antes. No sería la primera vez que debe reformarse, reestructurarse y refundarse el ente rector del fútbol chileno. Pero es una nueva oportunidad para que los verdaderos dirigentes deportivos, los hinchas, los jugadores, los que viven y sustentan la actividad tomen el toro por las astas y decidan el destino del fútbol. El espíritu de “porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo”, esa frase que la leyenda le atribuye a Carlos Dittborn, tiene que estar más vivo que nunca en el fútbol chileno, pero con la salvedad de que ese todo nos pertenece, se lo quieren robar y lo debemos recuperar y defender. Y sólo con nuestro trabajo lo podremos lograr.
Extraído del sitio historia lila
También podría interesarte: La gente ya no les cree, se cansó; razones hay de sobra
El monopolio de primera división