342 espectadores en el Municipal de San Felipe, 530 en el Municipal de Los Ángeles, 720 en el Lucio Fariña de Quillota. Podrán mirar para el lado, desentenderse del cadáver pero lo cierto es que el fútbol chileno, específicamente la Primera B, cada vez interesa a menos gente. No me voy a meter con lo que pasa en primera, pero solo comentaré un dato, la fecha anterior Wanderers y Colo Colo jugaron con menos de 5 mil personas en Valparaíso.
Si no fuera por el clásico de la Cuarta Región, la cantidad de hinchas en los estadios sería irrisoria. En Talca con 2×1 incluido no se llegó las 2 mil personas. Otrora una excelente plaza a nivel nacional. El puntero, Curicó Unido no logra llegar a las 3 mil.
Es la realidad de esa “hermosa” creación llamada industria del fútbol. Esa por la que sacaron de escena a Deportes Concepción, esa que no perdonó a Lota Schwager y que tiene a ese otro invento, llamado segunda división profesional en la UTI, con los días contados.
Esa que hoy nos regala otro show de mala calidad. Una pelea absurda por la cantidad de ascensos y descensos. Amigos, esto es fútbol, es competencia, la competencia para que exista tiene que tener incentivos. Paren el escándalo.
Poco les importa eso que llaman justicia o al menos decencia. Argumentos siempre habrá e incautos que crean también pero plantear que porque no apoyaron en su momento un torneo con un descenso, no pueden hacerlo ahora es un sinsentido. En realidad un sinsentido para aquellos que creen en el fútbol como actividad social, de alegría, reunión y convocatoria. No para los que cada segundo de su vida, lo valoran en pesos.
Un cuarto de cupo para ir a primera también es de no creer. Jueguen por nada entonces en primera o solo por el título y las clasificaciones a copas internacionales. Arturo Salah explica que están trabajando con empresas internacionales de alto nivel para mejorar el torneo nacional. No hay que ser genio, ni esperar que te lleven los rusos o alemanes ¡Aquí no se trata de inventar la pólvora! apliquen sentido común: dos suben, dos bajan, dos a liguilla de promoción, uno de la B, a segunda. Simple, sencillo, lógico, justo, pero que importa la justicia.
Es cierto que retirarse como niño mimado porque no te dieron lo que quieres es cuestionable, pero también es cierto que es injusto pasar la máquina y pretender que en un año y medio exista apenas un ascenso y medio a primera.
Nos han regalado otro espectáculo patético, podrían reconocerlo, no quieren cambiar ni una coma, están felices con los dineros que entran de la televisión del fútbol, con eso basta. Da lo mismo que sus equipos no motiven a nadie, que no tengan representación, que la identidad sea una palabra que hoy suena a sinónimo de romanticismo, que en sus ciudades se vendan más camisetas del Barcelona o del Real Madrid, que los niños se miren en el espejo de figuras extranjeras. Da lo mismo, la industria está a salvo porque lo que importa es el botín y el botín es suyo.
¿Se acuerdan de un cuento escrito para pequeños? Hablaba de un rey que quería convertir todo en oro y que terminó desconsolado, con su hija convertida en el preciado mineral. Se lo comió la ambición, esa fue la lección aprendida tras leer ese pequeño pero agorero cuento. Tomen todo y transfórmenlo en oro, cóbrenle al campeón de una categoría para que pueda entrar a su monopolio, bajen la inversión, hipotequen sus divisiones inferiores y su futuro, ciérrenlas o amenacen con hacerlo, tienen el poder para hacerlo. Especulen con renuncias o pataleen abandonando las mismas instancias de diálogo que crearon para resolver sus diferencias. Háganlo, tienen el poder para hacerlo pero no pidan que los aplaudan, la gente ya se dio cuenta de que trata todo esto: business are business. Simplemente no les creen, no lo digo yo, los fríos números hablan por si solos.
También podría interesarte: El monopolio de Primera División
Por @Pablo_sepúlveda
Periodista USACH
Editor general www.futbolprimerabchile.cl
@primerabdechile
