No ha sido la panacea como se prometió en su momento. La llegada de las sociedades anónimas deportivas al fútbol fue presentada como la idea que salvaría al fútbol chileno y evitaría los crónicos problemas de caja que atraviesan las instituciones que dan vida a los torneos profesionales en el país.
Basta con mirar la realidad de algunos clubes: Deportes Concepción desafiliado luego de una nefasta administración de Fuerza, Garra y Corazón es el caso más emblemático y la gran mayoría esperando los dineros de la licitación del Canal del Fútbol como salvavidas económico.
Santiago Wanderers es otro aproblemado. Así lo informa en su edición de hoy, El Mercurio de Valparaíso. La deuda del club con su principal accionista, el empresario Nicolás Ibáñez asciende a los 2.257 millones de pesos. Según el vicepresidente Miguel Bejide, desde el 2014, la única entidad que le ha prestado plata al decano es Fundación Futuro Valparaíso (FFV), de propiedad precisamente de Ibáñez.
“Si no hubiese sido por los aportes de la Fundación el club habría estado quebrado en 2015”, afirma Bejide al medio ya citado. “Las empresas quiebran por la caja y en el 2015, Santiago Wanderers estaba técnicamente bastante crítico, por no decir quebrado”, agrega.
A la hora de detallar el origen de la deuda, el directivo comenta que en el 2014, “se gastó mucha más plata de la que se produjo”, por lo que se solicitó un aporte extra a los accionistas -1.060 millones – respondiendo al llamado únicamente FFV. “La situación era muy compleja y eso provocó mi llegada a la institución”, expone, para luego explicar que aquella cantidad no quedó como deuda, más bien “en una especie de cuenta corriente”.
Llegaría 2015 y con ello nuevos préstamos. En principio se solicitaron 230 millones de pesos y en el segundo semestre otros 200. Todos fueron incluidos en esta especie de cuenta corriente. En 2016 se solicitaron a FFV 392 millones de pesos con lo que la deuda creció hasta los 1.882 millones de pesos, con un interés anual del 4,5%.
“A mi me parece una tasa favorable porque me gustaría que alguien me dijera quien le hubiese prestado tal cantidad de dinero a Santiago Wanderers con el momento que nos encontrábamos viviendo”, manifiesta Bejide.
2017 demandaría nuevos préstamos, esta vez por 375 millones, los que esperan ser pagados en 12 cuotas de 27 millones cada una. Así se llega a una deuda total con la Fundación Futuro de Valparaíso de 2.257 millones. ¿Posible solución? Bejide expone.
“Lo que se debería hacer es utilizar los recursos que llegarán por concepto de la concesión del CDF para cancelar no la totalidad, pero sí saldar una parte de esta deuda, al igual que destinar para mejoras en el complejo Mantagua y para que Santiago Wanderers siga funcionando en el día a día”.
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