Dependencia extrema. Es la dura realidad del fútbol chileno. La crisis generada por el coronavirus pone en evidencia la escasa capacidad -salvo honrosas excepciones- que han tenido las SADPs para darle valor agregado a su propio producto, los clubes.
La promesa fundamental que respaldó la transformación del fútbol chileno en un negocio más de la esfera privada, fue precisamente que darían pie a un modelo administrativo solvente, libre de los vicios que tenían las antiguas corporaciones deportivas. Sonaba bien…
Pero no ha sido así. Tristemente. El fútbol va a cumplir un mes de paralización y sus estructuras tiemblan. En La Tercera, Cesare Rossi, presidente de Deportes Iquique reconoce: “Todos los clubes mueren sin el dinero del CDF, nadie sobrevive. El que diga lo contrario no está diciendo la verdad”.
Fuerte, penoso. Hay planteles que todavía no pueden cobrar marzo. Ni idea como les pagarán abril. Otros ya se acogieron a los beneficios derivados del Estado. Algunos deben premios del año pasado.
La estructura es débil. Y es débil porque se han fiado de los dineros que reparte el Canal del Fútbol. Han subestimado el aporte de las recaudaciones -curiosamente ahora vuelven a ser importantes- cuando hicieron todo lo posible por alejar al hincha del estadio. Para que hablar de invertir en divisiones menores o ese intangible que han despreciado: identidad, cuando ha sido precisamente ese valor inmaterial el que ha permitido que muchos clubes perduren a lo largo de los años.
Culpan a Estadio Seguro pero no han hecho esfuerzos para que esas leyes cambien. Se lavan las manos, algo que están tan de moda hoy. Pero no quieren reconocer que este modelo les convenía: escasa gente en las canchas se traduce en poca presión, bajas expectativas. Por lo mismo, planteles de escasa calidad en muchos casos. Pero las lucas de la televisión seguían entrando.
Desgraciadamente, el modelo de capitalismo aplicado en el fútbol chileno, es tan primitivo como el sistema rentista que se aprecia en grandes áreas de la economía nacional. Sacamos cobre y lo vendemos porque hay compradores, jugamos fútbol y lo televisamos, porque hay televidentes.
¿Valor agregado? Nah, las lucas están aseguradas, aunque ahora, parece que no tanto…
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