“Uno se ve reflejado en las historias”, comenta Diego Corvalán, “soy una de las que por primera vez compra un libro, sus relatos me apasionaron”, agrega Viviana Opazo. “Lo encuentro súper emotivo, el fútbol es pasión y él relata eso”, expone Camila Meléndez, “satisfacción de que sea chileno”, apunta Cristóbal Orellana.
Cuatro opiniones que sin ambages, dejan en evidencia lo que el escritor Roberto Meléndez ha conseguido tras el lanzamiento de su primer libro, “Barrio Bravo ¿Por qué amamos la pelota?”. Un proyecto que surgió hace dos años, primero en Facebook con historias en las que Meléndez trasmitió todo lo que siente por el fútbol. Fue un éxito, sus escritos se viralizaron y hoy vende libros como pan caliente. Bienvenido, si eso hace que los chilenos recuperen esa sana costumbre de leer. Bienvenido, si un escritor puede vivir de lo que ama…
Quisimos conocer al escritor del momento y tal vez del futuro y participamos en la improvisada presentación que realizó de su obra en Talca. Nos tomamos un respiro en medio de la vorágine que significa cubrir los movimientos del mercado futbolístico de la B, para revelar parte del diálogo con este abogado que se convirtió en lo que siempre soñó: escritor…
¿Cómo ha sido el proceso de convertirse en escritor, ¿Qué te dijeron tus padres? Dejaste la profesión de abogado…
(Risas…) Fue bien impactante, mi papá falleció hace tres años. Una de las razones fue cuando muere mi viejo, estaba trabajando en algo formal y sentía que no estaba siendo feliz. Empiezo a medir un poco eso, me decido a desarrollar lo que era mi sueño, que era ser escritor y lo ensamblo con mi otra gran pasión que es la pelota. Comienzo a escribir en Barrio Bravo, mucho trabajo, mucho esfuerzo, deriva en un libro que es exitoso y en una página que cada vez que hay un texto, da mucho que hablar, muy contento”.
Cuando empecé, mis hermanas, hermano, mi mamá, decían este hueón está loco, no tiene ni pies ni cabeza, no puede resultar pero con perseverancia, mucha fe en mí, funcionó, ahora me llaman por teléfono y quieren saber como estoy. Hubo mucho tiempo que no pasó eso”.
Hubo un quiebre en la familia…
“Fue un quiebre inconsciente, no fue algo pensado, sentían preocupación de cierta manera, de lo que estaba haciendo hacia adelante con mi vida pero estaba convencido de que tenía el talento para escribir y que podía dar algún tipo de rédito, quizás no al nivel de lo que está pasando ahora, pero que podía pasar algo. Por suerte pasó…”
Mucho pensar en el futuro y no tanto en el presente, las personas a veces nos atrapamos en eso…
“Absolutamente, siento que el futuro no se construye si no hay un presente en serio, apasionado. Abracé ese presente, el día a día, no pensaba en las cuentas que tenía que pagar pero si en el despertarme contento y acostarme pensando en lo que tenía que hacer al otro día, que era algo que no me pasaba antes. Muy feliz en ese sentido con todo lo que ha ido pasando y que espero, siga pasando”.
¿Jugaste a la pelota?
“Sí, obvio que sí. Juego todos los martes con mis amigos, también en un club amateur en Algarrobo que se llama Carlos Condell. Soy de Santiago, pero me fui a Algarrobo para hacer este proyecto. En Santiago no lo hubiese podido hacer porque la presión es diferente, de repente la noche me iba a ganar. Algarrobo es muy tranquilo, piolita, lo único que tenía que hacer era escribir. Afortunadamente, he hecho amigos, ahí está el fútbol, soy un delantero con muy poco compromiso defensivo…”
¿Poco o harto gol?
“Tengo gol, no soy Cristiano Ronaldo ni Lionel Messi pero lo que me falta es marca, soy un hueón muy flojo para marcar..”
En un equipo de Bielsa no jugarías…
(Risas) “Ni cagando… y eso que es uno de mis técnicos favoritos, no tengo eso, la voluntad de marca, soy bueno técnicamente pero el trabajo defensivo fue algo que siempre me costó, más ahora que tengo 32”.
La calma y el silencio de los escritores
Hablemos del éxito de “Barrio Bravo”. Te escuchaba en la presentación, me llamó la atención la calma con la que te expresabas. Cuando uno es joven, le cuesta encontrar calma, sobretodo viviendo en una ciudad como Santiago, a un ritmo frenético. ¿Es fundamental para un escritor encontrar la calma, el silencio?
“Fundamental fue haberme ido a Algarrobo, fue un proceso reflexivo, me tiene calmado, antes no era así, tampoco era hiperkinético ritalin, pero ahora estoy mucho más tranquilo, siento que las cosas se tienen que dar, no apresurarlas. Como escritor trato de darle mucho valor a las palabras pero también a los momentos de vacío. Uno va creciendo, no soy el mismo que a los 26 o a los 21. Me he tomado el tiempo de ir madurando, encontrándome e ir tomándome en serio. Eso hace que no sienta apuro por tener que demostrar quien soy, simplemente tengo que trabajar, que las cosas resulten y si no, volver a intentarlo”.
Fundamental entonces fue irte a Algarrobo, el sonido del mar… Suena poético. ¿Hay poesía en tu trabajo? El silencio tiene que ver con la poesía…
“Siento que sí, si bien no es el constructor de la narrativa que hago porque no soy un poeta, hay momentos de metáfora que pueden sonar poéticas y es bonito igual porque con dos o tres palabras uno lo explica todo, a veces lo desarrollo. A diferencia de como hablo, para escribir tengo un ritmo volcánico, acelerado pero siempre con una buena cintura, matizando, la poesía le da una pausa. Un escritor tiene que tener ese manejo”.
¿Cuánto tiempo te tomas para escribir una historia? El guatón Nelson por ejemplo…
“Me demoré dos horas en hacerla, creo que era un personaje inconsciente que tenía en mi cabeza, también representaba a un montón de amigos, el guatón Nelson está en todos lados. La hice apurado porque me tenía que ir a Santiago a firmar con la editorial. Desperté a las cinco de la mañana, fue furor, mientras lo estaba haciendo me cagaba de la risa de las hueas que le iban pasando. Pero Totti me tomó cuatro días, es mucho más romántico”.
Te saliste de la estructura del día y la noche en tu vida. Ya no es trabajar lunes, martes miércoles, jueves, viernes, como te pasaba cuando vendías departamentos. Te liberaste de eso, trabajaste en tu propia estructura, lo que hoy es muy difícil…
“Es difícil, sabí lo que tiene -que me imagino a ti también te debe pasar- es que trabajai todo el tiempo…”
Si, pero trabajas en lo que te gusta…
Si, pero todo el tiempo, esa es la diferencia pero trabajas todo el tiempo. De repente no me tengo que levantar el lunes a las 9 de la mañana, me podré levantar a las 11, un lunes flojo en ese sentido, pero sé que ese mismo lunes voy a estar hasta las tres de la mañana buscando historias, cosas que de repente no se publican, hay mucho trabajo que no se publica, es absorbente pero también muy bonito”.
Fútbol actual, sociedades anónimas y periodismo
La conversación gira. Es tiempo de mirar algo de lo que sucede en el fútbol chileno. Le comentamos que nuestro proyecto busca recuperar la identidad perdida de los equipos profesionales en tiempos de sociedades anónimas, vaya nombre…
“Claramente hay una pérdida de identidad, me parece triste que un equipo sea de un dueño porque los equipos son sociales, son estructuras de hinchas, legados de sangre, de memoria, que sean de alguien que pone la plata me patea la guata.
Siento también que ha habido un desapego con los ídolos, antes tu caminabas en Recoleta y te encontrabas con “Chamaco” Valdés. Ahora no, viven en mansiones, están con la rubia que tiene millones de seguidores en Instagram. La cercanía con el ídolo es diferente, es como un ídolo de televisión más que del barrio, ese tipo de cosas han ido perdiendo identidad. Las regiones, las ciudades, tienen que tener sus equipos, historias. Hay que tener esa cosa que tiene el Rangers, Curicó, vas a esas ciudades y hay más gente de Rangers y de Curicó que de la U y de Colo Colo. Eso es sorprendente, bonito y está bien”.
¿Cómo se recupera esa identidad en un mundo mediatizado y que quiere el éxito a corto plazo? Los niños ya no quieren la camiseta del club de su ciudad, quieren la de Ronaldo, la de Alexis Sánchez…
“Creo que se puede construir, me parece que los medios del futuro son más inmediatos, son las redes sociales, el proyecto tuyo es bueno en ese sentido, me parece que Barrio Bravo también aporta en ese sentido a través de la literatura, te va entregando vínculos emocionales, códigos del barrio, se puede combatir con información, educación, no quedándose callado, esa es la primera herramienta, haciendo lo que pensamos, entender el fútbol en esa forma más trivial, más tribu, la cuadra”.
Suena paradójico, porque hablamos de la importancia del silencio y ahora hablamos de no callarse. Los periodistas hablan, hablan, hablan, pero es un discurso hecho, construido, no cambian una coma. Quizás ahí también está el éxito de Barrio Bravo, quebrar el discurso, es agotador escuchar siempre lo mismo y a los mismos…
“Creo que lo que dices es verdad, faltaba quizás esa expresión más emotiva, con más colores, sonidos, silencios también. Me resulta muy agotador por ejemplo Solabarrieta, no se queda callado nunca, no sientes el tacto de la pelota, sabes lo que va a decir, no sientes a la hinchada, muchas veces secuestran el protagonismo. Puede ser el éxito de Barrio Bravo, de todas maneras”.
Está el tema del ego también. ¿Como lo llevas tú, cuándo dos años atrás estabas en otro momento de tu vida?
“La calma es fundamental y también tener expectativas mayores, lo que está pasando ahora lo encuentro muy bonito, vengo para acá y lo hago con mucho gusto, conocer a los lectores, conversar. Soy un agradecido, no me paso a caca, obviamente me gusta ser el número uno en ventas porque te da un poco de vanidad y es normal. Me lo tomo de manera muy tranquila, mis expectativas son ambiciosas no en el sentido de creerme mejor que los demás, separarme, no voy en esa parada, no me marea…”
Conociste algunas ciudades, nombraste Curicó, Talca, Valdivia, ¿Qué te parecieron?
“Osorno, Villarrica, Temuco, Valparaíso, ahora me queda Punta Arenas, Puerto Natales, muy motivado, no lo conozco. La raja, muy contento, la gente de ciudades fuera de Santiago es diferente, más cariñosa pero más tímida, es difícil entrar en un diálogo al principio pero lo he encontrado genial, siento que he aprendido mucho, ha sido un baño de humildad, he crecido mucho. Había pasado antes por Talca, ir a las viejas cochinas, puta que es helado Talca… He encontrado lugares muy lindos, Valdivia, Temuco, donde estuve con unos hinchas lectores, me invitaron a un asado, estuvimos hasta las 4 de la mañana”.
Dijiste que veías pichangas de cabros chicos, fútbol femenino, ¿Conoces de la Primera B o te es un mundo más ajeno?
“Igual la veo porque no tengo CDF Premium, como llevo dos años sin un peso no tenía para poner CDF Premium, me alcanzaba para tres latas de atún, un par de lechugas que era mi almuerzo, no estoy exagerando, así era, sigue siendo pero no tanto. Veo la B, no comento mucho porque estoy haciendo otras cosas más internacionales o de barrio, no me siento un erudito…”
Te lo preguntaba para saber si es posible todavía en la B, encontrar el barrio, aunque sea fútbol profesional y la mayoría sociedades anónimas”…
“Todavía está el barrio, si, absolutamente. Los equipos de la B son familias de cierta manera y eso es bien entretenido de observar, es una pasión súper cercana, me gusta ver partidos de la B, son más fuertes las patadas, hay menos técnica pero más voluntad”.
“Un polo de literatura deportiva”
¿Qué viene para Barrio Bravo?
“Mi idea es seguir sumando escritores, de hecho ya hay algunas chiquillas, seguir escribiendo, la idea es que sea un polo de literatura deportiva, futbolera, sería bueno expandir. Es bien importante Latinoamérica, aventurarnos en el mundo audiovisual desde el punto de vista del contenido, hacer una mejor página, en mi caso volver a escribir, me ha pasado cada huea que no he podido hacerlo. Empiezo a hacer el próximo libro en septiembre para que salga en abril y ojalá romperla nuevamente”.
¿Tiene nombre ya?
“Si, tiene nombre…”
¿Se puede saber?
“Todavía no, pero tiene que ver con los mundiales. Rusia empieza en junio, tiene que ver con eso, porque la oportunidad y la atención va a estar ahí, como quedarse abajo de eso, sería muy tonto”.
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