Por @Pablo_sepúlveda
No están tranquilas las aguas en Unión La Calera. Si bien hace tres semanas el entonces gerente del club, Marcelo Ganna comentaba a www.futbolprimerabchile.cl que la nueva administración cementera, dirigida por un grupo de inversionistas argentinos había logrado sanear las finanzas de la institución, lo cierto es que al menos en el plano futbolístico, la situación está lejos de ser la ideal.
Por esos días, los caleranos esperaban conseguir la habilitación por parte del INAF y de la ANFP, de su técnico, el trasandino Mario Pobernisk. Ganna confiaba en recabar los documentos necesarios, pero los días pasaron y llegó la fecha del debut en Copa Chile ante San Luis, su clásico rival, sin que el estratega lograra acceder al examen exigido para validar su título.
En medio de este panorama y con la necesidad de contar con un entrenador para firmar la planilla, los directivos buscaron en la interna y recurrieron al conductor de la sub 19 Jorge Díaz. En la igualdad 2 a 2, jugada el pasado 9 de julio, fue Díaz quien estampó su rúbrica como entrenador, situación que se repitió en la revancha, disputada una semana más tarde y en la que los cementeros se inclinaron 2 a 1, siendo eliminados del certamen copero.
Lo cierto es que Jorge Díaz, pese a estar físicamente en la banca, no tuvo injerencia en las decisiones, lógicamente tampoco en los cambios. En la semana ni siquiera había entrenado con el plantel. Fue solo la cara visible, la solución parche para salir del apuro.
La situación generó la molestia del Colegio de Técnicos que encabeza Fernando Díaz. El gremio llamó al entrenador de cadetes a una reunión el lunes pasado. ¿Qué se dijo en esa ocasión y que llevó a Jorge Díaz a asumir en tales condiciones. En www.futbolprimerabchile.cl conversamos con el estratega de cadetes de los caleranos.
“Tuve una citación en el Colegio de Técnicos, me preguntaron que pasaba, sabían que yo no había dirigido las prácticas, que no hice el equipo, los cambios, estaban muy bien informados. Me señalaron que quedaba mal con los colegas, además de abrir la posibilidad para que todos los clubes pudieran hacer lo mismo. Me pidieron que no me exponga a sanciones, me pueden tildar que perjudico a los colegas chilenos”, afirma Díaz. “Pienso que parte mal uno porque mi contrato dice fútbol joven, no primera división”, agrega a modo de reflexión.
Pero más allá de la autocrítica, el caso como reconoce el propio entrenador revela un desorden en el club. La cara visible actual es Sebastián Opazo, gerente administrativo, pero de los controladores de la institución no hay mayores luces. Díaz incluso duda que estén al tanto de la reunión que debió sostener con el colegio de técnicos.
“No creo que sepan, es muy poco lo que saben ellos, por las redes sociales capaz que se enteren pero no han manifestado nada, ningún dirigente me ha llamado. Llevo cinco años acá, este es el primero bajo su control, antes no pasaba eso, parte mal la cabeza, no hay nadie visible para decirle de frente lo que podía suceder”.
Así, sin un respaldo claro de su propia directiva, Díaz no descarta la opción de perder su fuente laboral. “Estoy tranquilo pero si quieren que me vaya depende de ellos no más. Sigo trabajando con la sub 19 y sub 17, tratando de llegar lo más lejos posible, esa es nuestra meta, que los jugadores tengan mayor experiencia para que los puedan subir al primer equipo. En cuanto al plantel profesional, le falta mucho trabajo, los equipos de Primera B son muy complicados, de mucha fuerza, de mucha guerra, por ahí nos podemos equivocar, tenemos que buscar hombres que tengan una oportunidad y conviertan”.
Con cinco años en la institución y conocedor de la interna cementera, el técnico de juveniles pone en duda las aseveraciones de Ganna sobre el orden que estaría alcanzando la institución con los nuevos dirigentes. “Administrativamente nosotros queremos conversar con alguien y no está, presentamos problemas por el fútbol joven y no los solucionan, bajan el presupuesto”, detalla.
De hecho, incluso asegura que se sintió presionado para firmar la planilla. “Fueron palabras fuertes, eso fue lo primero que sentí, vas a firmar o no vas a firmar. Marcelo Ganna ya no está, me lo dijo Sebastián Opazo. No tengo miedo de represalias, ya les serví, es difícil que les vuelva a ser útil en ese sentido porque ya tengo una amonestación del colegio técnico, el título acá en Chile no lo regalaron por internet, nos cuesta tres o a veces cuatro años”.
Tras todo este al menos irregular caso, Jorge Díaz trata de sacar lecciones, sobretodo desde la perspectiva de su carrera como entrenador. “Voy al tema mayor, el desarrollo como técnico. No tuve ninguna injerencia, eso se ve muy mal. Pobersnik estaba en las tribunas y se comunicaba con el preparador físico Jonathan Santos, también argentino, a él lo trajo la sociedad, es la segunda cara visible después de Sebastián Opazo”.
En todo club profesional, la comunicación entre el cuerpo técnico de cadetes y el jefe del primer equipo, se asume como clave para la promoción de los jóvenes valores canteranos. No obstante, en Unión La Calera la situación es diametralmente opuesta.
“La relación es muy mala, poca comunicación, hay que tirarle las palabras con tirabuzón como se dice. Yo les buscaba conversación, son muy callados, llegan a ser egoístas en ese sentido. Se ha complicado, por ejemplo un jugador de proyección que teníamos, Francisco Romero, quien había debutado anteriormente en Copa Chile, lo dejaron libre, se tuvo que ir a Deportes Limache”.
En mayo del presente año, Sabino Jadue, por entonces director ejecutivo del club fue cesado de sus funciones. En aquella ocasión, La Tercera informó que, según el testimonio de Jadue, el hecho fue vía whatsapp. Además, el directivo acusó a los actuales controladores del club de dedicarse a la representación de jugadores. “Sí, puede ser, tiene mucha razón en lo que dice”, expresa Díaz.
Por último, el técnico vaticina un futuro complejo para los cementeros. “Se ve más negro que blanco”, cierra.
