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¿Alguna vez te has preguntado cuál es el denominador común entre un atleta de alto rendimiento y un líder exitoso? ¿Qué permite que alguien se convierta en un gran padre, un excelente estudiante o un triunfador de las apuestas en Spin City online casino mientras que otros fracasan?
¿Qué es lo que hace la diferencia? Sin lugar a dudas, se trata de la fortaleza mental: aquello que hace que las personas superen las adversidades con fuerza y determinación.
La fortaleza mental es la capacidad para superar los desafíos de forma saludable e inteligente, aprendiendo de ellos y saliendo fortalecidos de esas situaciones. Sin embargo, no se trata de soportar la adversidad sin más, sino de saber reconocer las oportunidades en ella.
En el texto de hoy, hablaremos sobre la importancia de tener una gran fortaleza mental y como puedes desarrollarla para ser una persona resiliente y fuerte.
¿Qué es la fortaleza mental y por qué es importante?
La fortaleza mental es la habilidad que tiene una persona para hacer frente de manera efectiva a los factores estresantes, desafíos y adversidades, y desempeñarse de la mejor forma posible, independientemente de la situación en la que se encuentre.
Ser mentalmente fuerte es esencial para tener una mejor vida. Tener una salud mental óptima nos permite disfrutar de lo que amamos, tener vínculos sociales saludables y significativos, y manifestar una autoestima positiva. Además, aumenta la capacidad de tomar riesgos, hacer cosas nuevas y lidiar con todo tipo de circunstancias difíciles que se puedan presentar.
Para estar mentalmente sanos es imprescindible desarrollar nuestra fortaleza mental. La fuerza mental es algo que puede crearse, aprenderse y desarrollarse. Así como acudimos a un gimnasio para desarrollar los músculos y ser más fuertes físicamente, también es posible estimular la salud mental mediante herramientas y técnicas.
Cuando queremos ver ganancias físicas, empezamos a realizar cambios en la dieta; igualmente, para obtener ganancias mentales, debemos deshacernos de los malos hábitos. Esto es un paso crucial, pues no se puede construir fortaleza mental si antes no se han abandonado las actitudes que nos impiden alcanzarla.
Sobre la resiliencia y la fortaleza mental, ¿son lo mismo?
El término resiliencia se usa comúnmente en psicología para referirse a un estado mental positivo, pero en realidad es un concepto prestado de la ingeniería, donde alude a la capacidad que tiene un cuerpo para recuperar su forma. Del mismo modo que un objeto necesitaría de fuerza y flexibilidad para recuperarse, también una persona requiere de estas cualidades para reponerse de las situaciones estresantes.
Por otra parte, la fortaleza mental se refiere a la cualidad de mantenerse firme ante las adversidades y situaciones de estrés, mantener el enfoque y no dejarse llevar por la situación. Una persona mentalmente fuerte ve en las dificultades oportunidades para crecer y adaptarse, no como una amenaza.
Para ser fuertes mentalmente es necesario cierto grado de resiliencia, sin embargo, no todas las personas resilientes son estrictamente mentalmente fuertes. Para ilustrarlo de alguna manera, considera a la resiliencia como una montaña, mientras que la fortaleza mental es la estrategia para escalarla.
Según Peter Clough y Doug Strycharczyk en su libro Desarrollando la fortaleza mental, la fuerza mental precisa de compromiso. No es posible alcanzar el bienestar mental de la noche a la mañana, se trata de un proceso en el que participan diversos factores conductuales como la confianza, el autocontrol y el autoconocimiento.
Cómo desarrollar la fortaleza mental
La resiliencia y la fortaleza mental no son rasgos que las personas tengan o no, más bien se trata de hábitos, comportamientos, pensamientos y acciones que se pueden aprender y desarrollar. Naturalmente, puede haber un factor genético en la capacidad de resiliencia de un individuo, pero es algo sobre lo que se puede trabajar.
1. Adquisición de nuevas habilidades
Adquirir nuevas habilidades y destrezas es un factor importante en el desarrollo de la resiliencia, pues ayuda a generar un sentido de dominio y de competencia que pueden usarse en tiempos difíciles. También, aumentan la autoestima y la capacidad de resolución de problemas.
2. Establecimiento de objetivos
Establecer objetivos y alcanzarlos ayuda a desarrollar la fuerza de voluntad y la resiliencia. Aquellos objetivos que impliquen la adquisición de alguna habilidad producen un doble beneficio.
Estudios han demostrado que tener objetivos más allá del propio individuo, por ejemplo, el voluntariado o la participación religiosa, ayudan a desarrollar la fortaleza mental y a crear vínculos.
3. Exposición controlada
Se refiere a la exposición gradual y controlada a las situaciones que generan estrés y se utiliza para enfrentar los miedos. Por ejemplo, si te aterra hablar en público, puedes establecer metas que impliquen una exposición gradual a estas situaciones, de forma que puedas adquirir de forma paulatina esa habilidad en particular.
La fortaleza mental es esencial para enfrentar los desafíos que nos presenta la vida. Con ella se puede hacer frente a situaciones difíciles sin caer en la desesperación, la ansiedad o la depresión. Además, nos permite estar motivados y enfocados en la consecución de nuestros objetivos.
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