Hay fechas que se estampan con letras mayúsculas en la historia de los clubes de fútbol. Algunas quisieran ser borradas para siempre, extirpadas del calendario, de modo tal que los hechos que marcaron ese día, pudiesen también, convertirse en eventos que nunca ocurrieron. También ocurre lo opuesto, con jornadas que deben registrarse con letras doradas en las bitácoras que conservan la memoria colectiva de distintos grupos, instituciones e individuos.
El 3 de mayo es una de ellas. Sí, lo es, en particular para Cobreloa y Rangers. Los mineros, uno de los grandes de nuestro país sufrió un 3 de mayo de 2015, la mayor afrenta de su exitoso recorrido por el profesionalismo. En Chillán, caía 3 a 2 ante Ñublense y por primera vez, descendía de categoría. Es cierto que ya había jugado en la Primera B en sus inicios como institución, pero desde que consiguió el paso a primera, siempre conservó la categoría.
Luciano Palos, Ricardo Martínez, Miguel Sanhueza, Martín Zbrun, Gustavo Cristaldo, José Pérez, Rodolfo González, Diego Silva, Santiago Barboza, José Luis Jiménez e Ignacio Herrera, conformaron esa desdichada oncena estelar que no pudo revertir la suerte y terminaba con el equipo en la Primera B, una división que no han logrado abandonar hace ya tres años. Hoy, parece casi una utopía levantar a un equipo que jugó dos finales de Copa Libertadores.
Con una historia con muchos más sinsabores que la de Cobreloa, el 3 de mayo representa para Rangers un día de alegría. Mientras Cobreloa se condenaba al descenso, Rangers debutaba en primera división un 3 de mayo de 1953, con 7 mil 134 personas en las tribunas. En ese tiempo, también había mayor transparencia; el borderó alcanzó los 245 mil 15 pesos.
Para el recuerdo de la hinchada rojinegra quedaran los apellidos de Morales; León, Badilla, Saldívar; Catalán, Cabral; Gaete, Romero, Aguilera, Abate y Morales. 1-3-2-4, el ofensivo esquema que le permitía superar a Universidad Católica por 4 a 3.
Cobreloa y Rangers, hermanados en una fecha llena de sentimientos, recuerdos y emociones, hermanados hoy también en la pugna por reverdecer laureles.
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