En su carrera como entrenador, Luis Marcoleta se ha codeado con el éxito. Llevó a primera división a Ñublense, lo propio hizo con Curicó Unido en dos oportunidades y también con San Marcos de Arica. Asimismo, rescató a Talcahuano y al propio Ñublense de la Tercera división, situándolos nuevamente en el profesionalismo.
Autodidacta por esencia, pero sobre todo por obligación -apunta que no tuvo un gran mentor en su formación como entrenador, simplemente porque no se proyectaba como director técnico- sin duda su metodología rinde frutos y bien valdría la pena, como dijo Mario Salas hace algún tiempo, observar su trabajo, aprender, tomar nota y replicar lo bueno, perfeccionarlo y por qué no, aplicarlo a gran escala. Así debiese ser en una sociedad que valora su propio talento y que además, busca espacios de desarrollo para los suyos.
En ese contexto, el fútbol se sitúa como un vehículo de desarrollo y movilidad social, un espacio de aprendizaje y de crecimiento. Con un trabajo serio, a largo plazo, con una metodología y objetivos claros a alcanzar, probablemente, la así llamada “generación dorada”, pasaría a ser la “generación precursora“. Es que no se puede pretender que el talento aflore de la nada: primero hay que detectarlo, después hay que pulirlo, prepararlo, capacitarlo y finalmente, ponerlo a prueba.
Se podría entonces, ¿pensar en una Copa del Mundo, un título para Chile en el más alto nivel?” Marcoleta responde: “Sin lugar a dudas, ¿Por qué no? afirma, para luego entrar en un análisis más acabado.
“Para que surjan no solamente generaciones o una generación hay que hacer un trabajo serio, con políticas deportivas que no solamente se enfoque en el fútbol en las divisiones inferiores, si no que también a nivel nacional donde hay que ir a rescatar talentos donde no se ven, hay que ir a buscarlos, soy partidario de eso, de ir a buscarlos, de darse el tiempo. Estoy hablando de una política nacional donde se puedan juntar todos esos talentos y prepararlos integralmente desde chiquititos”, expone.
Trabajar al menos a diez años, como lo han hecho otros país, incluso proyectarse un poco más, a 15. Generar una escuela formativa que evite la fuga de talentos, un mal endémico del fútbol chileno.
“La cantidad de años que tu nombras es lo adecuado, pero para eso hay que tener una planificación, tener un bosquejo de trabajo, una orientación que nos permita ir donde están todos esos talentos, meterlos en una metodología donde no salga uno si no salgan muchísimos jugadores, cosa que haya esa renovación constante y natural de jugadores que le permitan a Chile en un momento determinado, recuperar el sitial que en un momento tuvo y que se mantenga ahí, y alguna vez, por qué no, si fuimos capaces dos veces de lograr una Copa América, por qué no, siempre es importante tener fe en lo que uno está haciendo”, alude, consultado por la opción de llegar a levantar una Copa del Mundo.
Si uno le pregunta al hincha, la respuesta caerá de cajón. Hay que ir apostar por las nuevas generaciones, trabajarlas. Si uno le pregunta al periodismo, la respuesta será similar. Pero hay un ente que flaquea: la escasa seriedad en el ámbito dirigencial.
“Aquí han primado los intereses particulares más que los intereses que le convienen al fútbol en general, al fútbol chileno. En el fútbol es una de las pocas cosas donde no se respetan los procesos, la vida tiene un proceso, el día tiene un proceso, mañana, mediodía, tarde, noche, tiene que pasar, yo no me puedo pasar de la mañana a la noche, todo, la elaboración de un alimento, el teléfono tuvo su proceso para llegar al portátil, todo lo que puedas ver tiene un proceso, pero en el fútbol quieren la inmediatez, la idea del microondas, o sea que en dos minutos ya esté listo y eso es imposible porque tu trabajas con personas”.
El diagnóstico del actual estratega de Rangers no queda ahí. “Salen muchachos jóvenes, salen talentos pero siempre doy el mismo ejemplo y pongo mi mano, hoy en día -usa los dedos para enumerar – al talento se le descubre y se lo lanza a la competición, por eso duran tan poco, porque después del descubrimiento lo lanzan inmediatamente a la competición, cuando yo creo que -otras vez se apoya en los dedos para enumerar- hay que descubrir al talento, educarlo, que tiene que ver con él como persona, formarlo, me refiero a formarlo como persona, prepararlo para la competición y lanzarlo a la competición. Según mi criterio se están saltando tres pasos, cuando a un futbolista tú le trabajas esos cinco puntos, lo más probable es que ese muchacho se sostenga y va a triunfar en el fútbol, porque el talento está, pero como se busca la inmediatez, se busca todo rápido, no hay respeto por el proceso en Chile”, cerró Marcoleta.
Puedes revisar la entrevista completa acá.
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