Si hubiese un manual para hacer las cosas mal en el fútbol, seguramente estaría redactado por quienes planificaron la temporada de Unión La Calera.
Puede sonar fuerte e incluso acusador, pero los porfiados hechos están ahí. Tras el descenso a Primera B, se pensó que los caleranos estarían en la pugna por regresar de inmediato al fútbol grande de Chile. Se trató solo de una quimera.
El plantel no fue conformado de manera adecuada. Hubo refuerzos que llegaron al club pero que finalmente no se sumaron al equipo pese a entrenar. Supuestamente, estaban confirmados pero en definitiva debieron buscar otro destino. El caso de Felipe Ochagavía resulta paradigmático.
Lo presentamos como la carta de gol de los cementeros pero nos equivocamos en el título. El argentino Tomás Bolzicco seguramente no será muy recordado por los hinchas rojos. Apenas jugó y cuando lo hizo pasó desapercibido. No es extraño que fuera uno de los primeros en ser descartado para la segunda parte de la competencia.
A la hora de conformar el cuerpo técnico, las cosas se hicieron peor. Arribó el argentino Mario Pobersnik. Nunca pasó las pruebas necesarias para dirigir y finalmente debió abandonar el club. En el internanto, Jorge Díaz dirigía de manera interina. Criticó a la directiva y le costó su salida del club. Intentó aportar con un granito de arena y así le fue.
El tiempo le daría la razón. Pobernisk seguía en el club pero Miguel Alegre firmaba como técnico. Finalmente se anunció la partida del argentino. En su lugar llegó Humberto Grondona, hijo del ex vicepresidente de FIFA, Julio y mandamás por décadas del fútbol argentino.
La campaña que ya era mala – incluso perdieron tres puntos por sanción a raíz del caso Pobernisk, no mejoró. Hasta la sexta fecha, los cementeros sumaban 6 derrotas (una por secretaría ya que en cancha igualó con Deportes Valdivia) y apenas un triunfo.
El inicio de la hora Grondona dio para la ilusión. Sus pupilos remontaron un 2 a 0 en contra en San Bernardo frente a Magallanes y se impusieron por 3 a 2. Luego llegaría un empate frente a Puerto Montt. Cuatro de seis, nada mal pero el partido con Unión San Felipe reavivó la crisis en una dolorosa caída por 3 a 0. La visita a Arica supuso otro revés.
Por la fecha 10, en fecha desfasada – se jugó el 13 de noviembre cuando la mayoría de los equipos lo hizo el último fin de semana de octubre – vio otra derrota calerana, por la mínima ante Deportes La Serena.
Las últimas tres presentaciones caleranas fueron una prolongación del bajo semestre aunque al menos no fueron derrotados. Empates ante Cobreloa, Ñublense y Rangers. Se pensó que finalizada la primera rueda, Grondona se abocaría a la llegada de refuerzos. Se fue a Argentina y cuando se esperaba su regreso, decidió todo lo contrario, se quedará allende Los Andes para dirigir a Arsenal de Sarandí.
El elegido para llegar al cuadro cementero y quien tendrá un duro desafío es Christian Lovrincevich de más que aceptable semestre con Unión San Felipe aunque no le alcanzó para permanecer en el Valle del Aconcagua. Deberá elegir con pinzas a los refuerzos y además, recuperar psicológicamente a un plantel que sufrió dentro y fuera de la cancha. ¿Alcanzará para reencantar a los decepcionados hinchas cementeros y revertir la situación? El tiempo lo dirá, lo cierto es que el cemento está a la baja y las decisiones dirigenciales explican en gran medida, este pésimo momento.
Fotografía www.efectocementero.cl
