Por @Pablo_sepúlveda
Como la mayoría de las profesiones, la carrera del futbolista parece tener una estructura predeterminada. Primero llegan las “pichangas” en el barrio, en muchos casos luego la escuela de fútbol y posteriomente cadetes, para finalmente dar el salto al primer equipo.
Sin embargo, siempre hay excepciones que quiebran los parámetros, historias que se salen de la norma y que recuerdan que los caminos y posibilidades son múltiples, tal vez infinitos.
Es el caso de Hernán “el Huaso” Muñoz… Sí, el titular dice Hernán “Poleo” Muñoz, ya contaremos el porqué de sus distintos apodos…
Oriundo de Talca, el actual portero de Santiago Morning ha sorteado una travesía distinta a la mayoría de sus colegas. Comenzó jugando en Sudamérica, club amateur de la capital del Maule, paralelo a eso estuvo en Rangers hasta sub 17, cuando decidió parar y concentrarse en sus estudios.
“Tuve una laguna larga hasta los 21 años, cuando Eduardo Fournier, preparador de arqueros de Wanderers me vio jugar en Unión Pacífico, porque después de Sudamérica me fui a Pacífico, posteriormente estuve en Santa Ana y como el tiene al hijo ahí, tuvimos una buena relación, me lo presentó y me llevó a Mejillones. El primer año no pude jugar por un tema de inscripción, el segundo anduve bien, hicimos buena Copa Chile y ahí Marcoleta me llevó a Arica”, revela Muñoz, hoy capitán de los bohemios.
Su periplo no terminaría ahí. Posteriomente emigraría a Linares para regresar tiempo después a la puerta norte del país. “Ascendimos a primera, me fui a préstamo a Linares, después Arica descendió, volví a subir con Arica, ese segundo año jugué casi todo el primer campeonato, más de diez fechas. La primera vez que jugué en Arica fue el 2012 y después el 2013, seis meses”.
En este punto de su relato, Muñoz recuerda que tras la estadía en el norte de Chile, llegó el momento de regresar a Rangers, donde viviría una decepción con Jorge el “Peineta” Garcés.
“Me llamó José Yates de Rangers, hice la pretemporada porque el señor Garcés me quería en el equipo, estaba todo listo y a última hora me jugó una mala pasada el hombre, me falló el señor Garcés, quedé tirado a dos días del cierre del libro de pases. Conocí a mi actual representante, me dijo que me podía llevar a Santiago Morning y ahí empecé de cero”.
“Estaba seguro en Rangers y me tuve que conformar con lo que ofreció el “Chago”. Garcés me dijo viene Cacace, tienes que pelearle el puesto porque Guzmán tiene unos dedos fracturados, cuando se recupere vas a ser el otro arquero, además eres talquino. Nos dimos un abrazo, hablamos de plata, me presentó, estaba todo bien pero después llegó un muchacho de apellido Torres, el papá algo tenía que ver con la dirigencia”.
“Ahí Yates se portó un siete conmigo, nada que decir, me dijo conversa con el profe, no veo bien la cosa, lo hice y me dijo en la semana te doy a una respuesta. Finalmente le dije profe dígame la verdad, me ofreció disculpas y explicó que los dirigentes le estaban metiendo a este cabro por 300 lucas, si me firmas por eso te puedo dejar en Rangers, era un no disfrazado de 300 lucas, le dije que eso no se hacía, que el fútbol daba muchas vueltas, no le deseo mal a nadie pero sabe que es feo lo que está haciendo. Mis compañeros no lo podían creer, pesqué mis cosas y me fui.”
Pero tal como reconoce Muñoz el fútbol tiene giros impensados y pese a la proximidad del término del periodo de contataciones, consiguió fichar en los microbuseros.
“Mi carrera ha tenido altibajos, eso me ha hecho madurar y acelerar los procesos. La laguna que tuve me atrasó, desperdicié cuatro o cinco años de mi carrera. Llegué de segundo arquero, dejé al “turco” Aseff en la banca, el año pasado me lesioné, jugaba, me sacaban, llegó Palos y lo mismo, este año ya soy titular, estoy más consagrado y me pasaron la jineta de capitán, me ha servido bastante”.
Fundamental en este largo proceso ha sido la constancia, el trabajo silencioso. Cuando las cosas no van, hay momentos para el desánimo “pero mi análisis me lleva a pensar que es un tema de perservancia. Me ha costado harto, nadie me ha regalado nada, es difícil salir de Talca y dejar todo, irse al norte, llevo seis años fuera de mi casa, hay que insistir y no rendirse nunca”.
La ruta de Muñoz ha estado marcada por los escollos pero también es cierto que superarlos entrega una doble satisfacción. Luchó contra la corriente, nadó sin abatirse y ahora tiene la satisfacción de ser dirigido por Hernán “Clavito” Godoy, una leyenda del fútbol chileno.
“Todos conocemos al profesor, es lejos el entrenador más experimentado del fútbol chileno, está vigente, pese a que el grupo es joven la exigencia es máxima. Los arqueros nos metemos a los trabajos físicos, la preparación específica para el puesto también es muy exigente, por eso estamos donde estamos. Todo entrenador se quiere ver reflejado en sus jugadores, a mi me dice que no le sirve un arquero que no grita”.
Tan mística es la figura de su conductor, que hace algunas semanas fue homenajeado en el Congreso. “Me parece muy bueno, lo dije antes, creo que el profesor es una persona que debería recibir un reconocimiento más allá de todos los que ha tenido, que generalmente no son públicos. Se merece lo que le reconocieron porque es un formador, ahora no es la excepción”.
Como capitán de la escuadra metropolitana, el “Poleo” Muñoz ha sido clave en el buen funcionamiento que hoy exhibe la “micro”, que ocupa una impensada segunda posición en la tabla. Impensada porque la apuesta de los de la “V” Negra este semestre, se concentró en los valores de casa.
“Va todo de la mano, el orden y la mística que nos han dado. Somos un equipo que carece de muchas cosas, netamente nos hemos guiado por lo táctico, el profe nos ha recalcado eso, fortaleciendo eso podemos sacar buenos resultados, en la B el equipo más regular tiene más opciones de ascender, vamos a seguir en esa senda”.
Mirando el futuro, Muñoz sabe que hay facetas del juego donde debe concentrar sus esfuerzos. La idea es proyectar su carrera sin límites. “Hay que aspirar a lo máximo, mi primera meta es seguir consolidándome, lo primero es mantener el arco en cero y a final de campeonato ojalá tener la valla menos batida, de ahí aspirar a primera, ganarme la titularidad, ser conocido acá y ojalá emigrar al extranjero, es lo que uno aspira y por qué no a defender los colores de tu selección”, afirma.
“Siendo autocrítico, creo que tengo un buen juego aéreo, mucha personalidad, hablo bastante, mi gran falencia es el juego con los pies, no es un tema que tal vez pase por uno si no que por la crianza, esa laguna de la que te hablaba, no haber tenido muchos formadores en las series menores, ahora se ven más, todos los porteros salen jugando bien con los pies porque les enseñan de chicos, manejándose bien en ese aspecto podría ser un gran arquero y llegar a clubes grandes”.
Conocido en el mundo del fútbol como “Huaso” por su origen, entre sus familiares como “Pelao”, llega la hora de revelar el porqué del apodo utilizado en el titular de la nota. “Tengo varios apodos, en Talca me conocen como el Poleo por mi hermano, un amigo Fabián Parra le puso “Poleo” y quedé como el “Poleo chico”, mi familia de chico me dice “Pelao” porque andaba al rape, en el fútbol profesional quedé como el “Huaso” porque me fui al norte y por el acento, nunca me saqué ese apodo”
“Poleo” le puso un amigo de nosotros, mi mejor amigo Fabián Parra bien conocido en Talca, tenía un patio grande y la mamá cultivaba hierbas. Como viviamos a media cuadra, mi hermano le iba a pedir todos los días hierbas para nuestra abuela, Fabián dame poleo, decía. Al tiempo Fabián ya no decía viene Juan Carlos, decía ah, ya viene el poleo, ya llegó el poleo, ahí está el poleo, al final quedó por poleo. Después lo veían todos y le decían wena poleo y, está mi otro hermano, yo, todos poleo, hasta a mi hermana cuando chica le decían la polea, quedó patentado”.