No lució pero fue efectivo. Lo principal era ganar y descomprimir el ambiente, salir de los últimos lugares de la tabla y regalarle un festejo al pueblo caturro, hastiado de las explicaciones de Nicolás Córdova, ahora ex DT de Santiago Wanderers.
La expectación era grande en el puerto. De hecho, hasta el Elías Figueroa llegaron más de 7 mil personas: todos querían entregarle su apoyo al histórico Moisés Villarroel, quien asumía el “fierro caliente” que significaba la dirección técnica del Decano, con la misión de enmendar el rumbo y pelear por el ascenso. Están lejos de los primeros lugares pero todavía con tiempo para enmendar el rumbo.
Y la tarea se cumplió. El equipo cumplió y doblegó a un porfiado Unión San Felipe, que se queda peligrosamente en los últimos lugares de la tabla. Bastó con el gol de Matías Fernández en los 18′ de juego. Capturó un remate defectuoso que buscaba la portería de Andrés Fernández y libre de marcas, no perdonó. En la respuesta, Jimmy Cisterna casi clava el empate; su disparo se fue apenas por arriba del travesaño.
En la segunda mitad, Wanderers apeló a su defensa, la que respondió en buen nivel y no le otorgó mayores opciones al Uní-Uní. También apeló al balón detenido; los tiros de esquina y libres de Marco Medel complicaron en más de una ocasión. San Felipe cayó en la desesperación y en una jugada totalmente evitable, Emmanuel Pío se ganó la roja directa por un pisotón sobre Adrián Cuadra. El reloj indicaba 73′ de compromiso.
De ahí en más, todo se centró en esperar el pitazo final de Nicolás Gamboa. El mismo, supuso el término de un calvario en Valparaíso, ya que por torneos locales, Wanderers no ganaba por la competencia nacional desde el 3 de abril de 2017, cuando derrotó 5 a 2 a Palestino.
El Decano despertó y todavía puede ser protagonista del campeonato.
Fotografía www.anfp.cl
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