En enero pasado, revelamos que Magallanes había cambiado de dueño. Anselmo Palma, propietario del 80% de la sociedad anónima decidió desprenderse de sus acciones, las que pasaron a manos del representante de jugadores, Cristian Ogalde.
Aunque todavía quedan por zanjar algunas materias del traspaso, Ogalde ya está operando en el club. De hecho, Mark González, uno de sus representados, fue la gran contratación albiceleste para el campeonato. Debutó con un gol ante Coquimbo Unido, pero su ausencia en el duelo con Deportes Puerto Montt en el sur y su presencia en la gala del festival de Viña del Mar, generó escozor entre los hinchas, aunque la institución se encargó de asegurar que el jugador aún no había terminado su pretemporada. De ahí que no viajara.
Pero ese ha sido un incidente menor en la era Ogalde, si se compara con la situación que están viviendo los hinchas históricos, agrupados en la Corporación Club Deportivo Magallanes. Su presidente, Rafael Castro, revela a www.primerabchile.cl, que el nuevo dueño no ha tomado contacto con ellos, resintiendo una relación que solía ser armónica. Peor aún, comenzaron una campaña de abonados, que amenaza seriamente, el futuro de la corporación.
“Nosotros siempre tuvimos una relación fluida con la gerencia respectiva, no necesariamente con el controlador pero si con la gerencia. El asunto acá es que esa relación fluida desgraciadamente no se ha dado, ni siquiera quiero decir que tenga que conocer necesariamente al controlador, pero por lo menos al gerente, tiene mi celular”, afirmó Castro.
Pero más allá de la falta de comunicación, hay un tema de fondo que preocupa en la corporación y que se refiere a los socios de la institución. No menor, porque tras la privatización del club, lo único que le quedó a la entidad corporativa fueron sus cuotas sociales y la opción de tener otras ramas deportivas. Hay que hacer un poco de historia, para seguir entendiendo el actual conflicto.
“En el año 99-2000, Costanera (sociedad perteneciente a Adolfo Sweet) creó lo que se llamaban los socios vitalicios, todos los que votaron por vender el club serían siempre socios, eso era raro, los socios se iban a ir muriendo, como ha pasado, y la corporación iba a morir. Decidimos que nosotros íbamos a registrar nuevamente socios pero el problema fundamental era que registrábamos socios pero no tenían ningún beneficio”, detalla Castro.
Por lo mismo, fue necesario buscar una salida. “Hicimos un acuerdo con la gerencia, habían temas importantes, por ejemplo la bandita. A ellos se les paga una cantidad de plata por partido, cuando cobramos las cuotas, pagábamos la mitad de los partidos de local con lo que se recibía, porque cobrábamos poco, luca, dos lucas”, expone el dirigente.
En esa misma línea, recuerda que “les dijimos que queríamos que se volviera a registrar socios y que había algunas cuestiones importantes. No nos interesaba recibir las cuotas sociales pero sí que nos aseguraran ciertas cosas, los viejitos entran gratis, que la bandita se financie, que tengan un encargado de socios y que cada vez que lo solicitemos, nos entreguen el registro de socios para informar al Ministerio de Justicia”.
Lo que se produjo fue una especie de concesión. Los dineros estarían administrados por la sociedad anónima. El acuerdo funcionó, la corporación tuvo acceso -siempre que lo requirió- al registro de socios, se le pagó a la bandita y la comunicación fue fluida. Precisamente ahí, radica el quiebre con el actual propietario.
“Llegó esta gente nueva, hicieron una campaña de socios y no nos preguntaron nada, no hay ningún canal de comunicación, salvo un periodista. No conozco, (a Ogalde) sería súper irresponsable que lo calificara, quiero pensar que es porque ha tenido muchas cosas que hacer pero tiene un gerente. Sé que tiene mi teléfono y mi correo, es grave la situación, no hay ningún canal formal, no sé nada. No esperamos entrometernos en la gestión, nuestro tema es que se respete lo básico”.
Y lo básico, desde la perspectiva del abogado Castro- es que los dineros de las cuotas sociales le pertenecen a la corporación, pero la nueva administración se puso a registrar socios sin dialogar. #SalvemosMagallanes es el hashtag que han creado para visibilizar el tema y exigir que se detenga el proceso hasta que exista un nuevo acuerdo, tal como se hizo en el pasado.
“Es súper grave y delicado, van a recibir plata por eso, en qué se va a gastar esa plata. Le pertenece a la corporación porque nunca se transfirió el derecho de registrar socios de la corporación, ellos son Deportes Magallanes SADP, son sociedad anónima, ¿Cómo están registrando socios? es medio confuso, registrar socios es distinto a los abonados, no quiero que registren abonados porque en el fondo nos matan. Vamos a tener que empezar a registrar socios por fuera de nuevo, sin beneficios”.
Así están las cosas hoy en Magallanes. El diálogo, tan necesario para alcanzar consensos, brilla por su ausencia, la corporación percibe el peligro que amenaza su futuro. Magallanes es un club histórico en el fútbol chileno y su historia va de la mano con la de sus hinchas, no se puede disociar de la noche a la mañana. Tal vez, basta un llamado para empezar a recomponer confianzas. El tiempo, como siempre, traerá respuestas.
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