Arrancó el campeonato de Primera B 2018 y con ello, se renuevan las esperanzas de los seguidores de los equipos que pugnan por escapar de la división de ascenso y volver al fútbol grande de Chile. Para algunos, la categoría de plata del fútbol chileno se ha convertido en una pesadilla de la que no han podido despertar.
Es el caso de Cobreloa, Deportes La Serena, Coquimbo Unido y Rangers de Talca. Todos tienen algo en común: en algún momento han sido animadores, e incluso campeones –Cobreloa– del fútbol chileno. Sin embargo, la B se ha convertido en una telaraña de la que no han logrado escapar.
Vayamos de norte a sur, empezando con el equipo que tiene el palmarés más exitoso de los ya citados: Cobreloa. Solo en 1977, los mineros compitieron en los pastos del ascenso. De ahí en más, hasta mediados del 2015, jugaron en primera.
Deportes La Serena perdió la categoría en 2012 y ha estado lejos de siquiera ilusionarse con el ascenso. Será su sexta campaña seguida en la B. Incluso ha debido lidiar con el fantasma del descenso a segunda división. Duros años para un equipo que siempre ha contado con un importante respaldo de hinchas: de hecho el año pasado fue el cuadro que más gente llevó jugando de local.
Once años, sí, leyó bien, once años cumplirá Coquimbo Unido en la Primera B. Los piratas descendieron el 2007 y de ahí, comenzaron una larga estadía en el ascenso. Impensado para un equipo que en en 1991 se codeó con los grandes de Sudamérica, jugando Copa Libertadores.
Rangers comenzó su drama a mediados del 2014, cuando cayó de primera división al ascenso tras una nefasta campaña al mando de Fernando Gamboa. La inestabilidad que han vivido administrativamente los piducanos, los ha complicado en la tarea del retorno y en más de una oportunidad han sentido el peligro de caer de categoría. Ya ni siquiera les da para ser catalogados como “equipo ascensor”.
¿Qué fue lo que pasó, por qué instituciones que solían competir en primera división, hoy se encuentran tan complicadas en la Primera B? Quisimos encontrar respuestas y consultamos a especialistas que llevan años cubriendo el quehacer de estos equipos.
Javier Callpa es comunicador audiovisual, trabaja en el programa radial En La Línea y conoce al detalle la interna loína. Con esa experiencia, expone lo que a su juicio, Cobreloa aún no logra entender: que es un equipo del ascenso.
“El fútbol de la B es más pragmático, no dar espectáculo. Si vas ganando uno a cero y debes meter el bus atrás, tienes que hacerlo. Cobreloa había estado solo un año en segunda división en su creación y de ahí, prácticamente de inmediato jugando dos finales de Copa Libertadores”, afirma Callpa. “Clave es asegurar los puntos de local”, agrega.
En La Serena en tanto, apuntan a los problemas dirigenciales como una de las principales causas para el presente granate. El periodista de La Cuarta, Eduardo Rojas, reconocido seguidor de los papayeros, basa su análisis en la gestión de los últimos años.
“La razón principal es mal manejo dirigencial y económico. Desde que se pasó a sociedad anónima, estuvo en un principio el señor Mauricio Peyreblanque, principal culpable de todo lo que pasó, al designar a Marcelo Caro, gerente de La Serena, tuvieron muy malas prácticas. No pudieron tener un técnico decente, el mismo Marcelo Caro era gerente y entrenador, con conflicto de interés mientras trabajaba en una caja de compensación”, recuerda.
“Han habido errores y horrores, no se han armado buenos planteles y cuando se han tenido equipos buenos, como pasó con Luis Musrri que llegó a una final con Everton, se termina desarmando. Tener dirigencias con poca experiencia, el club no está por delante, tipos que no son profesionales y se nota, creo que lo único rescatable es el presidente Mariano Muñoz con el tema social. Ahora con la nueva venta del club a este palo blanco de Fernando Felicevich se siguen equivocando. No hay mucha esperanza, los refuerzos son de muy baja categoría, a excepción de Marco Sebastián Pol”, detalla Rojas.
Algo más al sur, en Coquimbo el panorama no es muy diferente. Así lo considera la periodista Alejandra Barra, conocedora del día a día de los piratas. “Hay una falta de compromiso de los dirigentes de inyectar los recursos necesarios para formar un plantel competitivo y alcanzar objetivos concretos. Falta continuidad en los procesos de técnicos y jugadores, los que andan bien en una temporada son vendidos al año siguiente, los sistemas de campeonato tampoco han sido favorables. En dos oportunidades se campeonó pero solo se accedió a una liguilla que finalmente se perdió”, expone Barra.
En Talca, el periodista de Gigante Deportivo, Mauricio Valdés de la Fuente, apunta al nuevo modelo de gestión de los clubes como causa de los duros años de Rangers en el ascenso. “El fútbol chileno no estaba preparado para recibir a las sociedades anónimas, un modelo del que todavía desconocemos mucho, lo que se sabe es una generalidad. Eso produce una falta de comunicación entre las partes y el hincha termina desencantado. El hincha es importante en todo modelo de fútbol, no basta con un plantel de buenos jugadores, dirigentes que cumplan, cuando hay una de las patas de la mesa que no es considerada”, manifiesta.
Y ese ha sido el gran pecado de Rangers. “Antiguamente, con las corporaciones, era casi una familia, uno veía siempre las mismas caras, estas personas se fueron alejando del sistema y eso a la larga repercute en el rendimiento general porque se pierde la identidad sobre un cuadro. Hay algunas excepciones, cuando las sociedades anónimas son cercanas, pero acá en Talca ha sido todo lo contrario”:
Así, pasan los años y por las causas expuestas, siguen en el ascenso equipos de tradición, arraigo y con ciudades importantes como respaldo. Comenzaron ganando en este torneo – salvo La Serena, que no jugó debido al caso Melipilla – Vallenar – el tiempo dirá si aprendieron la lección y pueden volver a ser instituciones de primera.
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