Un partido puede tener muchos matices, situaciones de diversa índole, jugadas de gran nivel, groseras pifias, penales perdidos, autogoles, atajadas monumentales; etc; también puede ser para el olvido, sin emociones y con prácticamente cero para el recuento.
Pero hay algo que le da un toque especial, que le cambia incluso el ritmo al partido. Los que alguna vez han estado en el estadio, ya se deben estar imaginando: comienza el sonido del bombo y es casi instantáneo, el espectador vibra al ritmo del instrumento; un clásico de los estadios chilenos.
Barnechea no es la excepción. Es cierto tiene una pequeña barra, pero se encarga de llegar a todos los partidos del “Barne”, juegue donde juegue. Desde el viernes pasado, además, consiguieron autorización para ingresar el bombo. Aunque suene irisorrio, no les habían permitido utilizarlo antes este año. Una barra pacífica, el mundo al revés.
“Es el primer partido debido a la resolución de Estadio Seguro que pide con dos semanas de anticipación, para autorizar el ingreso de animaciones, llegó la resolución, así que no tenemos problemas para poder ingresar todos los elementos”, comentó a Primera B Chile, Eduardo Henríquez, integrante de la Barra los “Huaicocheros”.
“Es importante el bombo ya que hace que la gente aliente con más fuerza, cante, llame la atención, es representativo de la Barra Huaicochera, más el lienzo, para que el equipo sienta que estamos ahí, a pesar que siempre estuvimos, en San Bernardo el otro día, sin nada, pero con las palmas pudimos alentar al equipo, siempre estamos”, agregó.
Son aterrizados, saben que están lejos de la masividad de otras hinchadas, pero eso mismo los coloca en un sitial distinto, para ellos especial. No es una cuestión de número, simplemente pasión y motivación.
“Nos motiva el sentimiento que hay por Barnechea, por el club, la buena onda, la amistad que hay entre la gente de la barra, somos muy poquitos, nos conocemos, sabemos donde vivimos, compartimos aparte de ser hinchas, compartimos nuestra vida, conversamos en una plaza, somos una familia”.
“Somos unos 50 los que siempre estamos acá, hay gente de la tercera edad, jóvenes y nuestros futuros huaicocheros, que vienen detrás de nosotros, ahí estamos poniéndole todo el aguante”.
Se las ingenian también, para alentar fuera de Santiago, la idea es que el equipo esté acompañado. “Generalmente viajamos, lamentablemente como todo sale del bolsillo nuestro, vamos tres o cuatro personas, pero siempre hay un huaicochero donde sea, se encarga de mandar la información, los goles vía redes sociales para todos”.
Henríquez relata además, que su cariño por la institución no pasa por los recientes éxitos deportivos, que los llevaron a saltar del fútbol amateur al profesionalismo. Incluso llegaron a estar en primera división.
“Mucho antes, cuando el estadio estaba abajo de la parroquia, en Santa Rosa, ahí íbamos a verlos a la orilla del río, siempre hemos sido de Barnechea, estuvimos con ellos cuando se subió a primera, cuando empatamos con San Luis y le ganamos por penales en San Carlos de Apoquindo, cuando se le ganó a Colo Colo, la mala campaña cuando bajamos a segunda división, siempre hemos estado ahí con el club”.
Llega el tiempo de interrumpir el diálogo, tomar el bombo e ingresar al estadio, el resultado ese día no los acompañó pero seguir al “Barne”, nada tiene que ver con éxitos más, éxitos menos. Es sentido de pertenecia, de familia y de un espacio único, claramente alejado de la masa. Identidad y carácter propio.
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