Vaya semana que tuvo San Marcos. El miércoles solo empató ante Barnechea e hipotecó un porcentaje importante de sus opciones de mantener la categoría, lo que provocó la molestia del entrenador, Hernán Godoy.
El popular “Clavito” disparó con todo contra el ex entrenador de los “Bravos”, Luis Musrri y del presidente de la institución ariqueña, Carlos Ferry. Sus propios jugadores también fueron blanco de los cuestionamientos del estratega.
Pero cuando todo parecía en contra, el equipo sacó a relucir garra y mística y dio cuenta de un rival de consideración como Deportes Valdivia, que llegaba a la puerta norte de Chile, con la clara intención de seguir peleando por el segundo lugar de la tabla.
El primer tiempo terminó con el marcador en blanco, lo que acrecentaba el nerviosismo de los hinchas de la celeste. Pero en la segunda mitad, el dueño de casa lograría adelantarse en el marcador con tanto de Alexis Vega, en los 51′ de compromiso.
La emoción y el drama se instalaría en los 75′ de juego cuando Cristopher Ojeda, se las ingenió para superar a Nicolás Peranic y clavar la paridad, que dejaba a los pupilos de “Clavito” al borde del precipio.
Pero el equipo anfitrión peleó, luchó y demostró que no está muerto. Amor propio le llaman. En los 82′, Nino Rojas fue derribado en el área, lo que fue sancionado como penal por Fernando Vejar. Con toda la personalidad del mundo, el uruguayo Robert Matías González se puso frente al balón y no perdonó desde el punto penal.
Arica sigue luchando, necesita un milagro: ganar a Wanderers en Valparaíso y con eso, evitar la segunda división profesional. No está muerto quien pelea, es lo que se piensa hoy, en el norte de Chile.
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San Marcos queda al borde del precipio tras empatar con Barnechea
