Rangers está hoy, lejos de su gente. Los fríos números así lo indican. En el último compromiso, jugado el sábado recién pasado, apenas 2003 personas fueron controladas oficialmente.
La llegada de las SADP no supuso ningún avance significativo para la institución; es más se estancó en la Primera B y para muchos, vive el periodo más negro de su historia, sin identidad y sin un rumbo claro.
Han debido soportar en los últimos años, directivas que han hecho de la ida al Fiscal, un trago amargo, desagrable. Episodios como la entrega completa de la galería en la era Pini, el casi descenso a tercera (segunda profesional) en el periodo Yunge o el patético caso camisetas de la administración de Muñoz, son muestra del abismo que separa a grandes sectores de rojinegros, del actual modelo de administración del club.
En redes sociales circulan las críticas; no se salvan los medios de comunicación que cubren a Rangers y que debiesen hacer una profunda autocrítica también. Por condescendientes; así lo apuntan desde Herencia Rojinegra, donde dejaron una sentida carta en Facebook que compartimos a continuación.
“Hace mucho tiempo que quería escribirte, pero siempre me perdí en el ir y venir del día a día, en la costumbre de sentarme frente a un televisor prendido sin prestarle atención y deambular entre las redes sociales con mi computador. Hoy, una de las primeras noches del otoño, me atacó la nostalgia y los recuerdos. Son cerca de las cuatro de la madrugada y hace algunos minutos volví a la casa luego de juntarme con mis amigos a compartir unas cervezas y a hablar de la vida.¿Te acuerdas del Pablo? El Pablito, nuestro vecino…
…Sigue siendo mi mejor amigo y bien seguido nos acordamos de ti y de todas esas tardes completas que nos dedicaste para ir a jugar al parque cuando sus papás no tenían tiempo o para llevarnos al estadio los domingos. En algunas horas más juega el Rangers y no me puedo dormir pensando en todos esos recuerdos y esas imágenes grabadas en mi memoria que hacen que mis ojos se humedezcan y que la primera lágrima caiga a los pocos segundos… Te extraño tanto viejo. Quisiera despertar por la mañana y verte sentado a la mesa, desayunando, vistiendo esa camiseta que domingo a domingo lucías con tanto orgullo y que cuando yo era un niño, de solo verla, me comunicaba que era día de ir al Fiscal juntos.
Quisiera escuchar tus palmas seguir el ritmo de los cánticos de Los Rojinegros, saber que vas a estar a mi lado cuando me gire a buscar ese abrazo apretado al gritar un gol y tener la seguridad de que recibiré ese cariño cálido de tu mano en mi pelo cuando las derrotas me echen a perder el ánimo, te extraño tanto…En estos últimos años, como club, hemos vivido lo que quizás sea el punto más negro de nuestra historia. En donde todo encuentra justificación en la plata y el precio que se le pueda dar a las cosas. Hay muchos rostros de hinchas que por años conociste que hoy simplemente ya no se ven en nuestra galería, por culpa del alto precio de las entradas y el poco respeto hacia el hincha que han demostrado los que están a cargo. Hoy en día, con unos cuantos regaloneos de los dirigentes hacia algunos hinchas y locutores de radio han logrado acallar la voz de los nuestros y a muchos les han ganado la batalla. Nos quieren convencer de que el que menos critica y más se deja pasar a llevar es mejor hincha y más ranguerino. Nos dicen que no podemos exigir ni criticar porque el club ya no nos pertenece y tiene dueños que pueden hacer lo que quieran, pero al momento de necesitarnos apelan al amor que sentimos y nos piden que apoyemos a nuestro ranguerito.
Y… ¿te puedo contar algo? No sabes cuánto me ha servido haber escuchado con tanta atención todas las historias que nos contabas de Don Carlos. Ese locutor que, años atrás, decía las cosas “al pan pan y al vino vino” y que así se ganó el cariño y el respeto de la gente. Hoy, como todos los domingos, no voy a fallar. Iré al Fiscal con el Pablo y su hijo, saludaremos a los pocos que quedan de los que tú siempre saludabas. Miraré el pasar de los minutos en tu reloj, que la mamá me dejo conservar, e intentaré seguir el ritmo a la barra con las palmas tal y como tú lo hacías. No somos muchos, pero te prometo viejo que vamos a reconstruir el club que, quizás hasta sin quererlo, me hiciste amar. Y te prometo también que aunque tengamos que esperar años, vamos a celebrar esa estrella que tanto nos merecemos”.
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