Por Alfonso Gómez
Saliendo del puerto principal rumbo a la ciudad de Talca. Me despide la bandera gigante del decano que flamea en la subida Santos Ossa. Mochila llena de esperanza, deseos, ansiedad y sueños. A veinticuatro horas de un partido importante, para ir consolidando lo que queremos. Seremos muchos, no todos. Los que no estén en el estadio, estarán. Todos me acompañan. Todos nos acompañan. Mañana los cuarenta y dos cerros porteños estarán representados.
Y quienes están en el cerro cuarenta y tres, esos que nos dejaron, mi padre que me impregnó esa pasión por el querido vagabundo, estarán. Seremos todos. Con la mente puesta en ese sueño. Queda poco. Las ansias crecen, pero creemos. Los once que vestirán la verde lo saben. El aliento brotará de las tribunas, desde Valparaíso, desde muchos rincones del país, del mundo, y desde el rincón más impensado, el infinito cósmico . Mi padre y todos los wanderinos, que nos precedieron. Santiago Wanderers, el decano del fútbol chileno.
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