Había inquietud en Talca. Rangers estaba protagonizando un bajo arranque de campeonato, por lo que era urgente para los piducanos, dar un rápido giro a la situación y llevar algo de tranquilidad a las tensas huestes rojinegras, frustradas luego de varios años en el ascenso sin pena ni gloria.
El rival no era el más propicio. Deportes Copiapó sabe a lo que juega y mantuvo una base desde el año pasado. Tienen un juego de mucha velocidad de mitad hacia arriba por lo que asomaba como un compromiso complejo y que podía quedar en las manos de cualquiera.
Así fue. Rangers comenzó mejor, buscando los desbordes de José Pablo Varela y las arremetidas de Pablo Soda. Inquietaba pero le faltaba la puntada final. Además, todo se complicó cuando en los 30′, José Barrera se ganó justamente la cartulina roja por una entrada muy fuerte contra un copiapino.
Con un hombre más, Deportes Copiapó adelantó sus líneas y manejó la pelota. Sin embargo, su portero, Guillermo Orellana, no estaba es su tarde y en los 34′ cometió un error. Un tiro libre ejecutado por Franco Ragusa parecía intrascendente pero se le terminó colando en el primer palo. Poco después, en los 41′, un remate de distancia de Torrealba, terminó colándose inexplicablemente.
Aunque golpeado por los yerros de su golero, Deportes Copiapó consiguió meterse de vuelta en el duelo, apenas un minuto más tarde, con anotación de Francisco Román, quien se internó en el área del local, por el sector derecho de la retaguardia talquina. Con la cuota de incertidumbre instalada en el Fiscal, se iban al descanso.
En el inicio del complemento, la visita presionó y rápidamente, consiguió la igualdad. En los 53′, Germán Estigarribia aprovechó un rebote en el área y con un disparo cruzado, venció a Bonnin.
Inexplicablemente, la visita sacó el pie del acelerador y se conformó con la igualdad. Rangers en tanto, ganó en sorpresa con el ingreso de Hernán Veras por la derecha y apostó por la contra. En los 82′ y luego de una excelente jugada colectiva, Jorge Romo apareció destapado por el centro del área y con un toque sutil ante el achique de Orellana, decretó el 3 a 2.
Copiapó se desesperó y dejó espacios. Eso le permitió a Sebastián Céspedes, ya en los descuentos, aparecer de contra, eludir al portero atacameño y con arco descubierto, sellar el definitivo 4 a 2. Goleada que fue gritada con el alma, por las cerca de 2 mil personas presentes en el estadio, que en algún momento vieron que el empate, parecía ser un buen negocio.
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