Ser entrenador de fútbol profesional en nuestro país requiere, como se decía antaño, tener “cuero de chancho”; por lo mismo nos preguntamos, ¿Cuál es la realidad de un técnico en la Primera B? Su labor es desmenuzada hasta en lo más mínimo y, no siempre, para extraer lo positivo; debe soportar cuestionamientos a todo nivel, hasta en el plano personal (idealmente, esto último jamás debería suceder, pero ocurre); y, sobre todo, la permanencia en su puesto de trabajo casi nunca está garantizada.
“Los entrenadores pasamos de bestiales a bestias en una semana”, fue una frase acuñada por el técnico argentino Alejandro Scopelli, aunque fue popularizada en nuestro país por Fernando Riera en los años ‘60s del siglo pasado. Esta frase alude a que la valía de un entrenador siempre estará supeditada a los resultados de los partidos, y no sería exagerado decir que, en cada presentación de su equipo, pone en juego su puesto.
Por ello, en caso de producirse una mala campaña, lo más natural es desvincular al técnico en cualquier momento, porque, como dice una frase cruel y cliché del fútbol, “no se puede despedir a todos los jugadores” (además, eso tampoco se podría hacer legalmente). También ha habido, aunque son menos los casos, de entrenadores que se han marchado en momentos de triunfo. En esos casos, lo más común es hablar del “desgaste”, es decir, de conflictos entre uno o varios estamentos del equipo, los cuales quedan momentáneamente ocultos por los buenos resultados dentro de la cancha.
¿En nuestro ascenso, se disfruta o se sufre?
Sin duda alguna, la respuesta es “se sufre”. Haciendo una revisión de las últimas cinco temporadas, en el Campeonato de Ascenso chileno no es fácil para un entrenador mantenerse en una misma banca. Ya sea por ofertas de otros clubes, renuncias o despidos, es muy raro que un técnico se mantenga durante dos o más torneos en el mismo equipo, en especial si la campaña cumplida los deja en la zona baja de la tabla.
Antes que todo, ¿por qué hacemos un repaso de los últimos cinco torneos, incluyendo este de 2022, que aún está en desarrollo? Porque en el año 2018 se logró normalizar el calendario del fútbol chileno en todas sus categorías. Tras las llamadas “temporadas a la europea” aprobadas durante la era de Sergio Jadue, entre 2013 y 2017 hubo “folkloradas” tales como torneos cortos, descensos en mayo o, incluso, torneos donde no subió ni bajó nadie.
Hecho esta aclaración, iniciamos la revisión con el Campeonato de Ascenso 2018, que resultó ser una máquina de devorar entrenadores: de un total de 16 equipos, solamente tres lograron iniciar y terminar la temporada con el mismo estratega. ¿Los que pudieron resistir? El campeón de ese año, Coquimbo Unido (Patricio Graff); el segundo ascendido, Cobresal (Gustavo Huerta); y el que remató cuarto, Deportes Valdivia (Jorge Aravena). Todos los demás equipos -13 de 16, es decir, más del 80%- cambiaron de DT al menos una vez.
Por su parte, la Temporada 2019 estuvo llena de asteriscos y casos especiales: como se sabe, todos los torneos nacionales fueron cancelados a causas de la crisis política que sacudió al país, y la actividad no pudo retomarse sino hasta el año siguiente. De esta forma, en enero de 2020 se jugó una liguilla especial de ascenso, en el Estadio Nacional, y en la cual hubo tres participantes que cambiaron al técnico que había realizado toda la campaña 2019: Deportes La Serena, que reemplazó a Luis Marcoleta por Francisco Bozán; Cobreloa, donde Víctor Rivero dio paso a Marco Antonio Figueroa; y Deportes Puerto Montt, el cual sustituyó a Fernando Vergara por Jorge Aravena.
Oficialmente, esta Liguilla fue considerada como un torneo aparte, separado de la temporada 2019. De tal manera que Marcoleta, Rivero y Vergara no fueron reemplazados durante el campeonato anterior, y ellos deben ser sumados a la lista junto con otros cuatro entrenadores: Miguel Ramírez (con el campeón, Santiago Wanderers), Hernán Peña (Barnechea), Héctor Almandoz (Deportes Copiapó) y Osvaldo Hurtado (Deportes Santa Cruz). De esta forma, algo se calmaron las bancas tras el tormentoso año 2018, y fueron 9 de 16 clubes -es decir, poco más del 55%- los que cambiaron su estratega con la campaña en marcha.
¿Qué ocurrió el 2020? Esa temporada sí pudo concluir, pero, a ninguno se nos olvidará la pausa obligada que el fútbol -no solo en Chile, sino a nivel mundial- debió hacer por la pandemia del COVID-19. En nuestro país, la competencia interna se detuvo por completo entre los meses de marzo y agosto y, cuando regresó, no volvió a ser como antes: ahora son pan de cada día los vetos a estadios, las reducciones de aforo y varios “numeritos” que, hasta hoy, solo han servido para afear el espectáculo (partidos en horario laboral, con juveniles, etc.).
Esa temporada participaron 15 elencos y, de éstos, seis lograron -no sin esfuerzo- mantener a su entrenador durante toda la campaña: el campeón, Ñublense (Jaime García, quien confesó haber enfermado muy gravemente de coronavirus), Rangers (Luis Marcoleta), Deportes Puerto Montt (Jorge Aravena), Deportes Temuco (Patricio Lira), San Marcos (Hernán Peña) y, llamativamente, Deportes Santa Cruz (Osvaldo Hurtado). El elenco santacruzano remató último en la tabla anual, pero se salvó porque, aquel año, el descenso fue vía promedios, cayendo en dicha instancia Deportes Valdivia.
Por lo tanto, en dicho torneo, que se extendió hasta febrero del año siguiente al más puro estilo de los años ‘70s y ‘80s, fueron 9 de 15 equipos los que cambiaron en algún momento a su entrenador -es decir, el 60% de los clubes-.
Si en la Temporada 2018 prácticamente todos estuvieron en peligro, la campaña de 2021 fue tranquila para los técnicos que estuvieron en la parte alta. Los siete primeros de la tabla se mantuvieron todo el año en el cargo: Coquimbo Unido (Héctor Tapia), Deportes Copiapó (Erwin Durán), Santiago Morning (Fabián Marzuca), Deportes Temuco (Patricio Lira), Deportes Puerto Montt (Felipe Cornejo), Deportes Santa Cruz (Osvaldo Hurtado) y Magallanes).
Podrían haber sido los ocho de arriba, porque San Marcos de Arica (con Hernán Peña en la banca) remató -en cancha- en el octavo puesto y su técnico se mantuvo toda la temporada en el cargo -de hecho, se mantiene hasta hoy-. Sin embargo, una polémica resta de puntos dejó a los “Bravos del Morro” en Segunda División, misma categoría de la que Fernández Vial (con Claudio Rojas como DT) había ascendido unos meses antes, también por una resta de unidades, en este caso a Lautaro de Buin. De esta forma, en la campaña de 2021 solamente 7 de 16 elencos -menos del 45%- tomaron la decisión
de cambiar a su entrenador.
¿Cómo va en este punto el Torneo 2022? Esta semana se conoció la salida de Fabián Marzuca de Santiago Morning, que se convirtió en el 9° equipo -de un total de 17, es decir, el 53%- que prescinde del técnico con el que comenzó la temporada. De esta manera, en la Fecha 22 los “bohemios” se suman a una lista que ya estaba integrada por Deportes Santa Cruz (Fecha 4), San Luis (Fecha 6), Santiago Wanderers (Fecha 7), Deportes Iquique (Fecha 11), Universidad de Concepción (Fecha 13), Deportes Temuco, Fernández Vial (Fecha 14) y Deportes Melipilla (Fecha 21).
Todos ellos, además de Deportes Recoleta, que ha mantenido en su puesto al DT Felipe Núñez, hoy por hoy repletan la parte baja de la tabla anual, y al término de la Fecha 22, están separados entre sí por apenas cinco puntos.
¿Es comparable a primera?
La respuesta sería “allá es peor”. En la división de honor de nuestro fútbol tienen menos paciencia todavía. Este año ha sido un poco más apacible, con 7 despidos en 16 equipos -menos del 45%-, pero hubo temporadas pasadas en las que muy pocas instituciones se privaron de un sobre azul.
Revisando el mismo periodo que analizamos del Ascenso (2018-presente), tenemos que los equipos que reemplazaron a su DT fueron: 12 de 16 en 2018 -es decir, el 75%-; 8 de 16 en 2019 -exactamente, la mitad-; el campeonato 2020 fue el más “cortacabezas” de todos, con 15 de 18 equipos -más del 80%-; y, en el 2021, bajó un poco hasta los 12 de 17 clubes -poco más del 70%-.
Los Top de Sudamérica son más brutales
¿Las bancas del Ascenso tiemblan lo mismo en otras latitudes? La respuesta es “depende del lugar”. Pero hay un país donde resulta casi imposible tener trabajo estable siendo director técnico: Argentina. Y en el caso de su segunda categoría, a esta dificultad se agrega durante este año (y quién sabe por cuánto tiempo más) la aprobación de un grotesco sistema de campeonato.
Dicho en simple, la Primera Nacional de Argentina 2022 se está disputando con 37 clubes, repartidos desde el Altiplano hasta la Patagonia, y nada de jugar por zonas o regiones: se tienen que enfrentar todos-contra-todos en una rueda, y un equipo queda libre en cada jornada. Solamente el campeón asciende directo, los elencos entre el 2° y el 13° lugar clasifican a una liguilla, y descienden el 36° y el 37° de la tabla de posiciones.
De los 37 participantes, 23 de ellos ya han cambiado una o más veces de director técnico -es decir, sobre el 60% del total de clubes-. Y, a diferencia de nuestro medio, un DT sí puede dirigir a más de un club de la misma categoría en el mismo torneo. Es así como tenemos el curioso caso del extécnico de Unión La Calera Walter Coyette: comenzó el torneo en Alvarado de Mar del Plata, pero fue cesado en la 8ª fecha; en la 13ª jornada asumió en Deportivo Morón, pero renunció tras haber dirigido apenas tres partidos; y, aun así, no le duró mucho la cesantía, porque en la 19ª fecha, se hizo cargo de la banca de Quilmes, donde está actualmente.
En Brasil la “moledora de carne” es todavía peor, porque su sistema de campeonato es brutal: la Serie B 2022 se juega con 20 equipos, de los cuales ascienden 4 de manera directa, y descienden otros 4, también de forma automática. Por ello, no sorprende que 14 de los 20 participantes del ascenso brasileño ya hayan reemplazado a su primer DT -nada menos que el 70% de todos los equipos-.
En la lista, incluso hay dos cuadros que, en esta fecha, estarían ascendiendo, como son Vasco da Gama y Bahia. En el medio brasileño, ni siquiera en la parte alta pueden estar tranquilos, ya que no subir se considera un fracaso. Especialmente para conjuntos como el ya mencionado Vasco, Cruzeiro o Gremio, todos ellos históricos y campeones de América, pero, que en los últimos años, han perdido la categoría.
En el resto de Sudamérica, las categorías de Ascenso suelen tener entre 10 y 12 equipos, y la mayoría funcionan “a la buena de Dios”, por eso las dejo fuera de este análisis. Incluso existen torneos como la Copa Perú y la Copa Simón Bolívar (en Bolivia), donde conjuntos amateurs y de barrio pueden ascender a Primera perfectamente.
Los “Top” de Europa no suelen volverse locos
En las principales ligas del Viejo Continente, se observa mucho más respeto hacia la figura del entrenador -y por sus contratos-, y por lo general, más de la mitad de los equipos conservan a su técnico hasta el final y, si eso no resulta posible, hasta donde más se pueda.
La ventaja de analizar a Europa, es que sus temporadas 2021/2022 ya concluyeron, y toda su información está desgranada y consolidada. Sumando primera y segunda división, la liga top europea más “inestable” para los técnicos fue la española. En la Primera División (20 equipos), un total de 9 clubes cambiaron de estratega en algún momento de la temporada, y en la Segunda División (22 equipos), otros 10 elencos tomaron similar decisión -es decir, un virtual empate a 45% en ambas categorías-.
Se le acerca en cifras la liga inglesa, con salidas emblemáticas como la de Ole Gunnar Solskjaer del Manchester United, Rafa Benítez en el Everton, o Marcelo Bielsa en el Leeds. Sin embargo, en la Premier League (20 escuadras), fueron nueve los equipos que cambiaron de entrenador, y en la
Championship (24 clubes) fueron 10 elencos -es decir, ninguna división alcanzó la mitad: 45% y 42%, respectivamente-.
En el caso de Alemania, la Bundesliga 1 (18 clubes), solo cambiaron de técnico cinco equipos, y la Bundesliga dos (también de 18 elencos) fue bastante más “cruel”, con nueve elencos que dieron de baja a su DT -es decir, un 28% y un 50%, respectivamente-.
Sin embargo, la liga más “tranquila” de esta medición resultó ser la italiana. En la Serie A (20 equipos), solamente siete clubes cambiaron de entrenador, y en la Serie B (también de 20 escuadras), las instituciones que decidieron cambiar de mano técnica fueron ocho -es decir, 35% y 40%, respectivamente.
¿Qué conclusión se puede sacar de esta investigación? Que los técnicos que trabajan en este rincón del mundo, tienen que hacerlo en una zona muy complicada del Planeta Fútbol, porque acá la gente se cree con el derecho de meterse con sus trabajos. Pero, definitivamente, es difícil
que la temporada en curso no sea la que tenga más despidos. Aunque la respuesta definitiva solo la tendremos a fin de año.
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