Asesor deportivo, captador de talentos y rostro de los proyectos sociales del club: ese era el cargo que hasta esta semana, ejercía Jorge Ormeño, histórico capitán de Santiago Wanderers y uno de los primeros damnificados por la salida de la Fundación Futuro Valparaíso, de la administración del decano.
Contextualicemos. Los porteños viven un proceso de reestructuración institucional que debiese concluir con la salida de Nicolás Ibáñez del club. Por ahora, la Fundación Futuro Valparaíso (FFV) cesó sus actividades en la gestión del club y las acciones que le pertenecían, pasaron a manos de Sport Entertainment International, empresa que también pertenece a Ibáñez.
Con ese cambio, se supone se pretende enfocar la gestión de Wanderers en el plano netamente deportivo, dejando de lado, acciones de carácter social que llevaba a cabo la fundación.
Así lo explicó a El Mercurio de Valparaíso, el presidente del decano, Rafael González, quien detalló que la salida de Ormeño se dio en términos “cordiales” y que se debía al retiro de FFV de la administración del club.
“Ello provocó que todos sus colaboradores y prestadores de asesorías debiesen poner fin también a sus gestiones… Jorge (Ormeño) es uno de los rostros más reconocidos de la institución y estamos muy satisfechos con lo que alcanzó a realizar, esperamos que nos siga colaborando en otras instancias”, señaló.
Mucho menos conforme con el papel que le tocó jugar se mostró el propio Ormeño. “Fui perdiendo interés en el cargo porque futbolísticamente, se apoyaron muy poco en uno, y como no estaba ahí por plata me fui distanciando y solo apareciendo en la parte social”, comentó al medio ya citado.
De paso, reveló que había presentado su renuncia en enero, la que no fue aceptada y concordó con González en que su salida se produjo en buenos términos.
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