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Pasan los años y pasan, y el pirata, parece, ya se olvidó que alguna vez fue bucanero, estuvo en primera división, dio espectáculo y participó de la fiesta grande del fútbol.

Hoy por hoy, Coquimbo Unido ya es del inventario de Primera B, luego que en 2007 perdiera la categoría, después de 17 temporadas en el fútbol de honor.

Es cierto que el cuadro de la Cuarta Región solo acumulaba seis presencias en primera antes de 1991; pero desde 1990, cuando José Sulantay tomó el equipo, éste disputó la Copa Libertadores enfrentando al Colo Colo campeón de América, al Newell´s de Bielsa y al San Lorenzo de Gorosito y Acosta. Otros tiempos, donde el equipo se codeaba con lo mejor del fútbol sudamericano.

Luego de esta experiencia internacional, el elenco del puerto mantuvo un orden institucional y un trabajo deportivo que duró hasta 2007, año de su descenso de la mano de Andrija Percic. Ese día se izó la bandera negra.

Ya han pasado seis largas temporadas de aquella fatídica jornada y la operación retorno no funcionó. Nada ha cambiado y el club sigue de tumbo en tumbo. Los hinchas pierden la cordura y “aprietan” a su técnico como le pasó a Luis Musrri, el mes pasado, en el complejo “las rozas”. La presión hace insostenible sentarse en el banco aurinegro; porque el barco pirata arde en llamas.

Hace rato, los hinchas comunes, “los al hueso pirata”, añoran lo hecho en 1991 y en 2005 donde fueron subcampeones del torneo mayor y ven con nostalgia los títulos de la B en 1962 y 1977. Tampoco nada queda de esas etapas gloriosas del club. Nada.

Por la playa la herradura, han pasado múltiples entrenadores desde 2008: Nelson Cossio, Mario Chirinos, Víctor Milanese Comisso, Gustavo Huerta, Orlando Mondaca, Diego Torrente, José Sulantay, Roberto Mariani, Jaime Muñoz y ahora Luis Musrri. Todos con ideas futbolísticas distintas. Nada claro tampoco en el sello futbolístico que se quiere dar al club. Es como si los dirigentes no supieran el rumbo que debe tomar la nave. Claramente no tienen la brújula.

El lunes, Luis Musrri puso su cargo “a disposición” de los dirigentes tras la derrota en casa con Unión San Felipe. Y con razón. El equipo no anda, es irregular, no da espectáculo, es poco efectivo en el área rival y la paciencia se acabó. El tema, es que Claudio Contador, presidente de la comisión fútbol reconoció que ellos le “pidieron la renuncia” al técnico, porque no hay dinero para finiquitar su vínculo que culmina en mayo de 2014. Claramente el cofre del pirata ya no tiene monedas de oro, solo deudas y pagarés.

En el futuro del equipo, se comenta, aparece Nelson Acosta. Un viejo zorro, un verdadero capitán de barco que podría imprimirle al plantel la fuerza del estibador, la valentía del marinero, y, de paso, recuperar la imagen del pirata que hace rato está mancillada por los malos resultados. El tema es que, Luis Musrri primero debe finiquitar y eso aún no sucede. Su salida definitiva, dicen ocurrirá en las próximas horas, igual, como cuando descendieron a la B, dijeron, volvemos luego, y ya van para la séptima temporada sin éxito. Claramente del barco pirata, del tesoro pirata, no queda nada, pero nada, ni siquiera “la pata de palo”.

Por Hernán Hernández /@SoyNano5

AUTOR ESPECIALIZADO

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