Casi sin querer, la gran campaña que está cumpliendo Magallanes en este Campeonato de Primera B 2022, ha obligado a trajinar en los archivos, a desempolvar diarios viejos y a repasar, siempre que sea posible, resúmenes de goles casi olvidados. Y es que, en esta categoría, que tiene bien ganada la fama de aguerrida y disputada, no son tan habituales los casos de equipos que suben sacándole varios cuerpos de ventaja a sus rivales.
Decir que la Primera B chilena es una categoría donde es muy difícil ser campeón, no es una afirmación al voleo y está bien sustentada con números. De hecho, en los 72 torneos que se han jugado hasta ahora, 20 monarcas aseguraron los pasajes en la penúltima fecha; otros 20 debieron sufrir hasta la jornada final; e incluso, en siete ocasiones, la vuelta olímpica tuvo que esperar hasta después de concluida la temporada regular (desempates, liguillas, ascensos por secretaría, etc.).
Muy cerca del Top Ten
Abrochar el ascenso con tres o más fechas de anticipación, ya son palabras mayores. En efecto, si los “carabeleros” logran volver a Primera con dicha holgura, entrarían de inmediato al “Top-10” histórico de la categoría. Porque solo nueve elencos han podido hacerlo con tanto margen, y de estos, el primer lugar es compartido por dos escuadras: el Cobresal de 1983, dirigido por Manuel Rodríguez Araneda; y el Deportes Temuco de 2001, bajo las órdenes de Roque Mercuri.
Ambos planteles comparten el récord de haber asegurado su ascenso con cinco fechas de anticipación y, en ese momento, dos dígitos de ventaja sobre sus más cercanos perseguidores.
COBRESAL 1983: EL CAMPEÓN DEL AÑO MÁS LOCO
Para la temporada de 1983, los Campeonatos Naciones fueron expandidos a niveles grotescos, a tal punto que ocho cuadros de Primera B (por entonces Segunda División) ascendieron a Primera, y para rellenar esas vacantes, ascendieron otros tantos clubes desde Tercera División: hicieron su estreno en la competencia los cuadros de la antigua Región de Los Lagos (Valdivia, Osorno y Puerto Montt). Tal incremento en el número de equipos -de un año para otro- hizo colapsar la estructura del fútbol nacional y casi lo dejó en la ruina, pero esa es otra historia.
En lo que respecta a Cobresal, ya en la temporada ’82 había llegado a la Liguilla de Promoción, aunque finalmente no pudo ascender. Para el torneo siguiente trajeron desde Antofagasta al técnico Manuel Rodríguez Araneda y, junto con el “Guerrillero”, también llegaron desde el cuadro “puma” otros dos jugadores que hicieron historia en El Salvador: el zaguero Gustavo Huerta (actual DT de los “albinaranjas”) y el volante Franklin Lobos (uno de los “33 de Atacama”).
Párrafo aparte merece el demencial sistema de torneo del Ascenso ’83: participaron 24 clubes, comenzó en el mes de agosto y recién finalizó en marzo del ’84. Primero se jugaron dos ruedas zonales (2 grupos de 12 equipos), y luego los 6 primeros del norte tenían que enfrentarse en una “tercera rueda” con los seis últimos del sur, y viceversa, para un acumulado de 33 fechas. Para enredar más las cosas, había una sola tabla de posiciones, en la cual los dos primeros ascenderían directamente y del 3° al 6° accedían a una Liguilla de Ascenso, de donde saldrían otros dos ascendidos.
Poco y nada le importaron los dobleces reglamentarios a Cobresal, que concluyó como líder absoluto del Grupo Norte e invicto con 40 puntos (17 triunfos y 5 empates), sacándole nueve cuerpos de ventaja a San Luis, su más cercano perseguidor. En esos años solamente se le daban dos puntos al ganador y, si convertimos los puntajes al sistema actual, la diferencia sería aún más expresiva: 57 puntos para los “mineros” y 42 para los “canarios”.
El ascenso cobresalino era cosa de tiempo, sin embargo, surgió un inesperado contratiempo. Entre enero y febrero del ’84, Chile tuvo que participar en el Preolímpico de Guayaquil, clasificatorio para los J.J.O.O. de Los Ángeles, y los clubes de Primera División se negaron a facilitar a sus jugadores por el desfase que se había producido en el calendario. No quedó otra que presentarse en Ecuador con un combinado de jugadores del ascenso, y el técnico Isaac Carrasco convocó nada menos que a cuatro jugadores de Cobresal: el arquero Daniel Díaz, el defensa Manuel “Lechuga” Araya, el volante Franklin Lobos y el goleador Sergio Salgado.
Cobresal debió afrontar casi toda la “tercera rueda” con estas cuatro bajas y, en un momento, llegó a empatar cuatro partidos consecutivos. Sin embargo, gracias a que sus escoltas de la zona norte (San Luis y Deportes La Serena) y los de la zona sur (Deportes Laja y Lota Schwager) también fueron dejando puntos en el camino, Cobresal llegaba a la fecha 28 con una pequeña opción matemática de asegurar el ascenso y proclamarse campeón.
El sábado 4 de febrero de 1984, Cobresal (48 puntos) visitó a Unión Santa Cruz en la Región de O’Higgins, y necesitaba que San Luis (37) cayera en su visita a Valdivia, y que Deportes Laja (37) tampoco sumara como forastero ante Deportes Concepción, en Collao. Y se dio la carambola: Cobresal empató sin goles, San Luis cayó 0-3 y Laja perdió 1-2, por lo cual, matemáticamente, hubo ascenso y vuelta olímpica.
Finalmente, Cobresal cerró la campaña ’83 con 23 victorias, 9 empates y 1 sola derrota, estirando su invicto finalmente hasta los 30 partidos. Y con respecto al Preolímpico de Guayaquil, Chile logró rematar inesperadamente en el 2° puesto, y clasificó junto con Brasil a los J.J.O.O. de Los Ángeles. Sin embargo, ninguno de los jugadores de Cobresal sería considerado para la cita de los cinco anillos.
Temuco 2001: Todos tenían gol
Deportes Temuco pagó muy caro la “burbuja” económica en la que vivió durante la década de ‘90s. Con un equipo consolidado en Primera División, las primeras señales de que algo no andaba bien en las arcas de la institución comenzaron a partir de 1996 y, dos años más tarde, el globo simplemente se reventó: descenso con resta de 15 puntos (por un W.O.), y un año de receso obligado en la temporada ’99.
Por lo tanto, para la temporada 2001 el objetivo no iba más allá de intentar mantener la categoría y habría que recurrir “a lo que botara la ola” para armar el plantel. De esta manera, un viejo conocido de la casa, Roque Mercuri, se volvió a calzar el buzo de DT cuatro años después de su paso anterior, y poco a poco comenzaron a llegar jugadores a préstamo o desechados de elencos de Primera. Tales fueron los casos de los atacantes Jorge “Maravilla” Guzmán e Iván Álvarez, o el lateral Rodolfo Madrid, todos ellos formados en los llamados “clubes grandes” y mundialistas Sub-17 en el Mundial de Egipto ’97.
El torneo de Primera B ese año tuvo dos fases: la primera fue zonal y, allí, los participantes fueron divididos en cuatro grupos de cuatro elencos. Luego de seis fechas, iniciaron la fase nacional “todos contra todos” con la mitad de los puntos que cosecharon en la ronda inicial y, de esta manera, Deportes Temuco iniciaba las 30 fechas regulares en el tercer lugar con 7 puntos, gracias a las 13 unidades que sumó ante sus rivales del Grupo Sur (Universidad de Concepción, Fernández Vial y Provincial Osorno).
Y fue durante las primeras cinco jornadas de la fase nacional, donde los pupilos de Mercuri encontraron el funcionamiento y, repentinamente, se convirtieron en una máquina de hacer goles. Llegaron a estar 17 partidos invictos, llegaron a la red en todos esos duelos y, durante ese lapso, registraron 45 tantos a favor (2,64 por encuentro) y solo 11 en contra.
Aunque los líderes de anotación fueron Jorge Guzmán con 19 goles, Iván Álvarez con 14 y Felipe González con 11, también se sumó a la fiesta el meta Marcelo León, quien anotó nueve tantos, todos desde el punto penal. Sin embargo, prácticamente ningún jugador de ese plantel se quedó sin convertir, y en la fecha 20 de la fase nacional se produjo una situación muy curiosa: Temuco goleaba 6-1 a Deportes Iquique en el estadio Germán Becker, y se cobró un penal para los “Albiverdes”. De los 11 hombres que estaban en cancha, el único que no había marcado durante el torneo era Rodolfo Madrid y, aunque Marcelo León ya había cruzado casi toda la cancha, Madrid tomó el balón, ejecutó él y cerró definitivamente la goleada por 7-1.
Aunque luego de esa goleada el cuadro de la Araucanía empató los siguientes cuatro partidos, llegó a la fecha 25 con 61 puntos en la tabla de posiciones, seguido a gran distancia por Deportes Antofagasta (45), Cobresal (44) y Deportes Talcahuano (43). Los temuquenses recibían como local a Deportes Melipilla, y la ecuación era muy simple: lo único que necesitaban para abrochar el título y la vuelta olímpica era ganar; ya que cobresalinos (3°) y choreros (4°) se enfrentaban entre sí en El Salvador, y se iban a quitar puntos.
Y así, sabiendo que dependían solo de sí mismos, el sábado 6 de octubre de 2001 Deportes Temuco se consagró venciendo 2-1 a los “Potros” ante unos 26 mil espectadores aprox. en el antiguo “Germán Becker”. Con la misión ya cumplida (19 puntos de ventaja con 15 por jugar), los “Albiverdes” se relajaron y perdieron 4 de los últimos 5 partidos, y si uno se queda tan solo con la fotografía final, no da la sensación de que haya sido una campaña tan brillante: sumando las dos fases del torneo, el cuadro de Roque Mercuri finalizó con 22 triunfos, 7 empates y 7 derrotas. Pero, claramente, estos números quedaron “manchados” en parte por haber llegado a la cima demasiado antes.
MENCIONES HONROSAS
Así como Cobresal 1983 y Deportes Temuco 2001 comparten honores por haber sido los campeones más anticipados en la historia de Primera B, otros tres equipos también tienen un sitio asegurado en los archivos por haber logrado el objetivo cuatro jornadas antes.
O’Higgins ’64:
El primero en esta lista, por orden cronológico, fue O’Higgins en la temporada 1964, cuadro que poseyó el récord absoluto por casi 20 años hasta que fue desbancado por Cobresal. Los rancagüinos venían de descender en la campaña anterior, y de inmediato lograron el retorno a Primera tras ganar un torneo maratónico donde 13 equipos se enfrentaron en 3 ruedas (39 fechas en total) y subía solamente el campeón. Sin ir más lejos, el fixture recién se completó en enero del ‘65.
El conjunto “celeste” logró celebrar las fiestas de fin de año como elenco de Primera, ya que el 13 de diciembre de 1964, por la fecha 35, abrochó el ascenso tras derrotar 1-0 a Colchagua como dueño de casa y llegar a 52 puntos (74 con puntación actual), cifra inalcanzable para su escolta Lister Rossel -actual Deportes Linares-, que tras empatar 1-1 de visita con el extinto club San Bernardo Central, quedó con solo 43 unidades (59 con el sistema actual). Es decir, a 9 puntos quedando 8 por jugar.
Aquel equipo de O’Higgins contó, durante aquella campaña, con el invaluable aporte del delantero argentino Mario Desiderio, considerado por los hinchas rancagüinos más antiguos como el jugador más extraordinario que haya vestido la camiseta “celeste”. Había llegado a Rancagua directamente desde el fútbol italiano, procedente del Catania, y en el torneo del ascenso contribuyó con 19 de las 62 conquistas del campeón. Se quedó en O’Higgins dos años más, destacando también en Primera, y sus actuaciones le permitieron llegar al Deportivo Cali, donde se consagró tricampeón del fútbol colombiano.
Osorno ’92:
Otro equipo al que también le sobraron cuatro fechas para llegar a la cima fue a Provincial Osorno. Los “Toros” ya habían celebrado su primer ascenso en la temporada ’90, aunque su estadía en la serie de honor duró apenas un año. Y para conseguir el retorno inmediato, la dirigencia sureña apostó por un desconocido técnico chileno, quien nunca había dirigido antes en nuestro país y se había formado como DT en Bélgica. Su nombre: Jorge Garcés.
No está demás recordar como se disputaba el Ascenso en 1992: a partir de la temporada ’90, se realizó una drástica “poda” en la categoría que redujo el número de clubes de 24 a 16, para dejarla igual al torneo de Primera. Finalmente, el ’92 se lograron equiparar ambas categorías, y se puso en marcha un formato de torneo que dominó la década de los 90’s y que no pocos añoran hasta hoy, por su simplicidad: campeonato de dos ruedas, donde ascendían los dos primeros, el 3° y el 4° iban a la Promoción y el colista descendía a Tercera.
La llegada de Garcés revolucionó a un ascenso nacional que no tenía demasiada costumbre de ver a un entrenador dirigiendo en la banca con traje y corbata (lo que le valdría ser bautizado como “Peineta”), que practicara en doble jornada o que les prohibiera las bebidas cola a sus dirigidos. Y mal no le fue: con una propuesta de juego muy arriesgada y atractiva para la época (instalarse con el balón en campo rival y defender en línea para provocar el “off side”), los sureños rápidamente se encaramaron en la cima de la tabla de posiciones, alternando grandes goleadas a favor (7-0 a Unión San Felipe y 6-0 a Iberia, ambos en el Parque Schott), con un par de caídas igual de sonoras como forastero (2-7 con Deportes Iquique y 0-5 con el propio San Felipe).
De hecho, la estrepitosa goleada en Cavancha se produjo con el torneo bien avanzado, el 15 de noviembre del ’92 (Fecha 24). Pero cuatro días después, el jueves 19, el equipo logró un rehabilitador 3-1 sobre Lota Schwager en el Parque Schott, y quedó a tiro de cañón para asegurar el ascenso, más no el título. El domingo 22 debía visitar a Rangers en el Fiscal de Talca, y lo hacía con 41 puntos, siete por sobre Deportes Iquique (37) y 10 por encima de Deportes Melipilla (31), restando justamente 10 unidades por jugar.
Finalmente, y tras ir en desventaja gran parte del encuentro, Osorno consiguió un agónico empate 3-3, y gracias a la caída 0-3 de Melipilla frente a Puerto Montt en Chinquihue, logró abrochar el ascenso inmediato a Primera. La vuelta olímpica tuvo que esperar hasta la jornada siguiente, pero el desenlace no pudo ser más perfecto para los hinchas osorninos: en su cancha, con su gente y por goleada (4-0 sobre Audax Italiano, en el Parque Schott). Y, a diferencia de otros equipos, Osorno no se relajó tanto después de conseguir el ascenso, siguió aumentando su ventaja en la tabla y culminó su campaña ’92 con un notable registro de 22 triunfos, 4 empates y 4 derrotas.
Curiosamente, el equipo de Jorge Garcés se vio “perjudicado” por la antigua regla de dos puntos al ganador, que se aplicó en nuestro país hasta fines de la temporada 1994. Si en esa época hubiese estado vigente el sistema actual de puntuación, tras la Fecha 25 Provincial Osorno habría tenido 60 puntos contra 42 de Deportes Melipilla, hubiese ascendido con 18 puntos de ventaja sobre los “Potros” (faltando 15 por jugar) y hoy estaría compartiendo el podio histórico con Cobresal ’83 y Temuco ’01.
Everton ’03:
Cierra este listado el cuadro viñamarino por estricto orden cronológico. Pero, además, este equipo “oro y cielo” tuvo un elemento que lo diferencia de todos los demás campeones mencionados en esta nota: ha sido el único que no tuvo una campaña redonda de principio a fin y, de hecho, tuvo que cambiar de entrenador con el torneo ya en marcha.
Para ese año, el formato del torneo fue igual al del año 2001, con una fase zonal en el inicio, para luego darle paso a la ronda “todos contra todos”. Everton conformó un plantel con la ambición de ascender, e incorporó a jugadores de gran recorrido como Cristián Castañeda, Luis Ceballos o Ariel “Fantasmita” Pereyra, y ya estaba consolidado en el plantel de honor un jovencito de 19 años llamado Marco Estrada. Asumió la banca el técnico Hernán Ibarra, y en la fase inicial, los “ruleteros” quedaron en el Grupo Centro-Norte junto a Deportes Ovalle, Unión La Calera y Magallanes.
Este “equipo de estrellas” (según la prensa de esa época) no funcionó en la primera fase, y apenas sumó seis puntos, quedando por detrás de Unión La Calera (13 puntos) y Ovalle (9 puntos). Los “ruleteros” iniciaban la fase nacional en el 11° puesto, con apenas tres unidades de bonificación, y tomaron una decisión drástica: desplazar de la banca a Hernán Ibarra y traer en su reemplazo a Jorge Socías.
El cambio de mano técnica se notó de inmediato y, en sus primeros 12 partidos, el “Lulo” no perdió y dejó a Everton cómodamente puntero con una racha de 10 victorias y 2 empates. También jugó a su favor la tremenda irregularidad que exhibieron sus escoltas, quienes nunca le pudieron descontar mucho terreno, y esto le permitió llegar a la recta final casi siempre con 10 o más puntos de ventaja sobre el 3°, manteniéndose en la zona de ascenso directo.
Y así, Everton llegó a la fecha 26 con 58 puntos, muy escapado respecto de Deportes La Serena (49), Deportes Concepción (45), O’Higgins (44) y Deportes Antofagasta (42). Por caprichos del fixture, en la misma fecha Concepción con La Serena se medirían en el sur, Antofagasta con O’Higgins lo harían en el norte, mientras que a los “oro y cielo” tendrían un duelo mucho más abordable (en teoría) como locales, ante Lota Schwager, y les bastaba tan solo con sumar de a tres para ser equipo de Primera.
El sábado 11 de octubre de 2003, todo estaba listo para la fiesta en Sausalito, sin embargo, cuando el cronómetro marcaba la media hora de juego, Lota Schwager iba ganando 3-0. Irónicamente, tuvo que ingresar un lotino (Luis Ceballos) en el segundo tiempo para que Everton recuperara su nivel y, en una remontada espectacular, los “oro y cielo” abrocharon el ascenso con un electrizante 5-3 en el marcador. Y cuatro días más tarde, aseguraron la vuelta olímpica derrotando como visita 2-1 a Deportes Ovalle.
Aunque Everton ha ascendido seis veces a Primera División a lo largo de su historia, esta campaña ha sido la única donde logró titularse campeón. Su campaña final fue de 20 triunfos, nueve empates y siete derrotas, por lo que su ascenso anticipado a Primera se debe más a que supo enderezar el rumbo a tiempo y su -hasta ahora, única- corona en el Ascenso se debió más a la regularidad que a la brillantez.
LA MISIÓN DE MAGALLANES
Para proyectar un ascenso con cinco fechas de anticipación, y en base al reglamento de este torneo, el primer requisito para el puntero es sacarle 15 o más puntos de ventaja al sublíder, lo antes posible. Este ítem ya supone un hándicap en contra para Magallanes porque, en los casos de Cobresal ’83 y Temuco ’01, en ambas ocasiones se entregaron dos ascensos directos a Primera. Por lo cual, todos los cálculos se hacían respecto al equipo que iba tercero, no al segundo.
Otro punto en contra para “La Academia” es el calendario. En el Campeonato Ascenso 2022 queda un equipo libre cada fecha, y Magallanes descansa justo en la jornada 29 (de las 34 que tiene el torneo). Y, por si fuera poco, tendrá que jugar de visita contra sus -por ahora- más cercanos perseguidores: primero frente a Cobreloa en Calama (Fecha 23), y más tarde frente a Unión San Felipe en el Valle del Aconcagua (Fecha 30).
Sin embargo, pese a todas estas observaciones, en el fútbol nunca está dicha la última palabra, ni para bien ni para mal. Y para Magallanes, hay una fecha clave para sus aspiraciones: las próximas Fiestas Patrias. Si llegase al 18 de septiembre ya ascendido, se queda sí o sí con el récord absoluto, porque el “aro dieciochero” está previsto para seis fechas antes del final del campeonato.
UNA IMPORTANTE ACLARACIÓN
Realizar una recopilación de historia y estadísticas sobre el Ascenso chileno es una tarea agotadora y a veces frustrante, ya que la información disponible nunca será del todo fiable. Lo único claro es que jamás se debe cometer el error de copiar todo lo que aparezca en Internet; primero, porque en el ciberespacio hay muchísimas lagunas de información; y, segundo, porque no pocos errores se publican y se van reproduciendo una y otra vez a lo largo del tiempo. Por poner un solo ejemplo, hay un montón de tablas de posiciones históricas, publicadas en la web, que tienen las cifras descuadradas.
Y esto ocurre, básicamente, porque un montón de datos esenciales no fueron registrados adecuadamente, sobre todo en los primeros años de la actividad, y se han perdido para siempre. Por lo cual, y si nos vamos de lo general a lo particular, no existe total certeza acerca de si las fechas y los resultados de todos los partidos sean los correctos; por lo mismo, tampoco nunca habrá total claridad respecto de las alineaciones y los goleadores; y, en ítems quizá más rebuscados, como tarjetas, penales fallados y asistencias, mejor ni meterse.
A continuación, un ranking histórico con todos los ascensos anticipados desde Primera B a Primera División.
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