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La salida de Hernán Ibarra del banco de Santiago Morning no dejó de sorprender. Si bien los Microbuseros en las últimas fechas perdieron terreno en la lucha por el título, hasta hace pocas semanas eran protagonistas del mismo y de eso nadie se puede olvidar.

Según el propio estratega, existía una cláusula que entregaba potestad a los dirigentes para sacarlo limpiamente, si jugada la décima fecha no obtenía un rendimiento del 60 por ciento. Él solo alcanzó un 54.

El punto, es que según Ibarra, la verdadera razón de su despido tiene directa relación con la presión sostenida que recibió de parte del presidente del club bohemio, Miguel Nasur para que “colocara” ciertos jugadores, en el equipo estelar, a pesar de su bajo rendimiento.

Considerando que el fútbol hoy es una empresa que entrega muchos réditos, la solicitud de la dirigencia tienen directa relación con la protección de su inversión. El tema, es que dicha actitud no considera el respeto que se debe tener por el trabajo del técnico, más allá de que sea tu empleado directo.

Por ello, la decisión del “flaco” Ibarra de oponerse al pedido de la dirigencia, coloca en alto la ética profesional del técnico nacional. Ya que no es posible que sean los dueños de los clubes, por mucho poder adquisitivo que tengan, quienes armen los equipos, porque, simplemente, cada uno de asumir su rol. “Pastelero a tus pasteles”.

Puestas las cartas sobre la mesa, La salida de Ibarra de Santiago Morning debiese generar una profunda reflexión en los técnicos nacionales. Ya que no es posible que el trabajo de los estrategas sea vilipendiado de tal forma.

Los entrenadores chilenos deben exigir respeto ante una actitud déspota como la antes comentada y también deben colocar en alto la ética mostrada por el estratega nacional, que no dejó pisotear sus principios ante la imposibilidad de mantener el trabajo.

Por ello mis respetos para Hernán Ibarra, que ha demostrado la independencia que tiene el técnico chileno y ha entregado una clase de ética para los nacionales y los extranjeros.

“El flaco” a la hora de su partida, dejó en claro también que no trabaja con representantes, no recibe presiones de los dirigentes y que solo se debe a los hinchas que esperan que sus equipos ganen con lo mejor que tienen. Porque ese es el trabajo del técnico, ver quiénes han entrenado mejor, quiénes están aptos física y futbolísticamente para enfrentar los partidos, sin estar preocupado de otros ítems que simplemente no le corresponden, como vender jugadores, o participar de una transacción.

Los negocios para los comerciantes, el fútbol para los jugadores y los entrenadores.

Por Hernán Hernández /@SoyNano5

AUTOR ESPECIALIZADO

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