Las caras del plantel caturro lo decían todo. Amargura, dolor y decepción por un descenso totalmente inesperado. Llegaron a Valparaíso con media tarea hecha: habían ganado en la ida por la cuenta mínima a Unión La Calera y con un empate les alcanzaba para mantener la categoría.
Pero no. Les temblaron las piernas en los momentos precisos. Error infantil en los descuentos y Viotti no perdonó. En los penales llegaron a lanzar para cerrar la llave y seguir en primera pero erraron. Ganaron la Copa Chile, objetivo secundario y clasificaron a la Libertadores. Cinco equipos antes, habían representado a sus países estando en el ascenso.
“Como cuerpo técnico no fuimos capaces de lograr el primer y único objetivo que era salvarse…Lo he explicado mucho durante todo el semestre, es un equipo cuando juega de local y otro cuando juega de visita, lamentablemente los jugadores nunca han podido superar el tema de la presión, por más que hemos tratado de hacerles entender que la gente viene a alentar al equipo, siempre se ha tomado de una forma temerosa”, comentó Nicolás Córdova, finalizado el partido frente a los cementeros.
Revisemos las otras historias. En 1992, el Criciuma le ganó la Copa de Brasil a Gremio y conquistó los boletos al torneo internacional. Quedó eliminado con Sao Paulo en cuartos de final. En el 2005, otro equipo brasileño, el Santo André también ganó la Copa De Brasil. Se despidió en la fase de grupos, ganando dos partidos, empatando uno y perdiendo dos.
En el 2006, el Paulista hizo lo mismo pero corrió peor suerte. Apenas ganó un duelo, a River Plate y se quedó en la ronda grupal. En Bolivia hay otro caso. Jorge Wilsterman fue campeón en el Apertura 2010 pero se fue al descenso. Ya en la copa, apenas superó al Emelec y quedó afuera en la fase de grupos. Por último, Palmeiras, un grande del continente, en el 2013, ganó la Copa de Brasil el año anterior. Llegó a octavos de final, siendo despachado por el Xolos de Tijuana.
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